Cuando los que nos interesamos en la cultura y en el patrimonio histórico y cultural de Costa Rica leemos algún artículo en un periódico o revista que se refiere a los bienes culturales, no cabe duda que nos regocijamos, sobre todo si se trata de su defensa.
Esto ocurrió el pasado 19 de enero ( Foro , La Nación , pág. 29 A) con el escrito del señor Paul Woodbrigde Alvarado, titulado “Los murales de Amighetti” .
Crítica infundada. Lástima que el señor Woodbridge se dedicó solamente a criticar sin fundamento alguno. Fácil es, desde un escritorio, hablar sobre cualquier tema, sin hacer ninguna indagatoria, sin visitar el sitio, sin preguntarle a quienes se acusa (sin decir nombres, claro está), sin averiguar sobre qué y cómo se está haciendo.
El señor Woodbridge Alvarado dijo que temía mucho por el futuro de los murales de Amighetti (pintados en 1954) y que nosotros conservamos y trasladamos sin sufrir ningún deterioro, de las antiguas a las nuevas instalaciones del Colegio Lincoln.
Para demostrar su temor, recordó lo acaecido hace casi 30 años, con la restauración y traslado de los murales de Amighetti que estaban en la antigua Casa Presidencial. Al respecto, no podemos opinar, porque no realizamos ese trabajo y no sabemos en qué condiciones se hizo.
Lo que no entendemos es por qué este señor nos ataca sin razón alguna: sin visitarnos, sin consultarnos, sin indagar con los propietarios de los murales quiénes somos los restauradores.
Otros murales. Sin embargo, guarda silencio sobre los murales que fueron repintados en la Clínica Clorito Picado y también sobre los murales de Alajuela, que se están deteriorando, y ambos son también de nuestro querido y recordado Paco Amighetti.
¿Por qué tampoco ha criticado el hecho de que decoren con falsas pátinas verdes las esculturas públicas (sin restaurarlas correctamente), o tantas malas intervenciones que se han hecho en nuestro patrimonio escultórico y pictórico?
Y peor, ¿cómo se atrevió a decir que, si seguíamos realizando nuestro trabajo de restauración y traslado de los citados murales, pertenecientes al Colegio Lincoln, “la cultura costarricense habrá perdido dos obras invaluables”?
Bases sólidas. Queremos indicarle al señor Woodbridge que en la empresa Renoir S.A., asociada en este caso con el Taller de Restauración Resguardo, de México, solo colaboran profesionales de la restauración, respaldados por amplios atestados. También, que el restaurador José Antonio Martínez Quirós, propietario del Taller de Restauración Resguardo, es un costarricense con amplia y reconocida carrera profesional en México y cuya experiencia puede ser demostrada. Igual, que el restaurador Gerardo Antonio Hidalgo Chinchilla, propietario de la empresa Renoir S.A., tiene amplia experiencia en la restauración del patrimonio pictórico y escultórico de Costa Rica, y su profesionalismo está más que probado. Agregamos, que la restauración realizada en los murales de Amighetti, pertenecientes al Colegio Lincoln, se llevó a cabo dentro de los cánones y la ética de nuestra profesión, con la aplicación de los tratamientos y materiales acordes al tipo de obra, siempre con el respeto que el patrimonio histórico merece.
Invitamos al señor Paul Woodbridge para que visite los murales de Francisco Amighetti en las nuevas instalaciones del Colegio Lincoln, conozca nuestro trabajo profesional y se percate del infundado temor que tiene.
Señor Woodbridge: así como tuvo la osadía de afirmar lo que dijo, tenga la valentía y honestidad de rectificar públicamente su errónea apreciación.