Con la satanización de la palabra 'privatización' vienen ahora diversos grupos a desvirtuar el proceso de modernización institucional emprendido por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), desde junio de 1994.
De acuerdo con la tesis esgrimida en diferentes medios de comunicación colectiva, modernizar es sinónimo de privatizar ¡Qué error! Este proceso de transformación de la CCSS es el resultado de profundas discusiones, reflexiones y críticas por parte de asegurados y trabajadores sobre el viraje que debía dar el sistema de salud de Costa Rica con el único objetivo de fortalecer a una institución baluarte del sistema democrático.
Los fundamentos para el cambio estaban sobre la mesa: escasa coberturas de atención primaria, duplicación de servicios, falta de integralidad en la atención dificultades de acceso, especialmente para las zonas limítrofes, costeras e indígenas.
Transformaciones significativas. Seis años después del inicio de este proceso, se han hecho transformaciones significativas: se elevaron las coberturas de vacunación, aumentó la detección precoz del cáncer cérvico uterino, la consulta prenatal subió considerablemente y los pacientes diabéticos e hipertensos tienen un mejor control, entre otras mejoras.
Los resultados del trabajo desarrollado por nuestro ejército de salud ya da frutos: la mortalidad infantil muestra un ligero descenso y estamos a punto de integrarnos al grupo de países con los mejores indicadores. Padecimientos como la espina bífida y la meningitis descienden drásticamente como producto de medidas de salud públicas adoptadas por nuestro sistema de salud, sin importar su costo económico.
Mas las mejoras no han sido solo del lado de la prestación de servicios. Se avanzó en el desarrollo del sistema de facturación, para mejorar la recaudación y ofrecer al patrono mejores opciones de pago.
Control social. También se avanzó en la creación de las Juntas de Salud en 105 centros de salud, un órgano auxiliar que sirva de enlace entre la comunidad, el hospital, la clínica y las Áreas de Salud. La idea es que esta figura se convierta en un medio de control social.
Por otra parte, el hecho de suscribir pactos o compromisos de gestión entre el nivel central y diversos hospitales y áreas de salud del país ha producido un cambio institucional de grandes dimensiones, que ha impactado la organización, la calidad, la producción y las coberturas de atención.
Este socollón ha llevado a los establecimientos de salud a establecer mecanismos tendientes a reducir filas de espera, ofrecer atención preferencial a ancianos, embarazadas, personas con discapacidad, mejorar la capacidad de gestión y de administración de cada centro, entre otros.
Sí, todo este proceso ha servido para devolver la mirada al paciente que, al fin y al cabo, es la razón de ser de todo el sistema hospitalario nacional.
¿Cuál es el temor? Diversos sectores han expresado su preocupación por la compra de servicios que hace el Seguro Social a entes privados y arguyen razones económicas para denigrar el proceso. Pero pregunto: ¿Cuál es el temor? ¿No se compran servicios médicos desde finales de la década del 80 al sector cooperativo para las poblaciones de Pavas y Tibás con excelentes resultados?
Una de las lecciones que hemos aprendido de este proceso es devolver el poder a las autoridades locales para que el nivel central dedique sus energías en busca de soluciones estratégicas que garanticen la salud para todos.
Procurar la sostenibilidad financiera de la institución y su universalidad es una de las tareas medulares de las que no puede sustraerse la Caja; solo de esta forma se pueden garantizar los principios de universalidad, obligatoriedad y solidaridad y garantizar, a toda costa, salud para los que menos tienen.
(*) Gerente de Modernización y Desarrollo CCSS