El tratadista del Derecho Administrativo español Fernando Garrido Falla, ante una observación mía sobre la claridad y precisión de las leyes administrativas españolas, me dijo : "Es que en su elaboración aplicamos lo que en el Ejército español se llama 'la prueba del tonto': se llama al más tonto del regimiento y, si este entiende un proyecto de bando, se proclama, y, si no, hay que volverlo a hacer".
El primer requisito para acatar las leyes es que se entiendan.
Sencilla verdad que aquí se ha olvidado porque sus redactores, más empeñados en escribir en "difícil" para lucir sus "conocimientos", que en la eficacia de la ley, la ponen a un lado. Las recientes leyes sobre administración financiera, de la Contraloría, y otras peores, que por lo menos eran claras y precisas, y ahora el proyecto de Reforma Tributaria, pecan de ello.
No vale el pretexto de que son "técnicas". Lo más abstruso se puede hacer claro, aun con términos técnicos, entendibles por cualquiera con el auxilio de un diccionario .
La fuente de la alegada "ingobernabilidad", ineficacia y confusión de instituciones, se encuentra ahí en buena medida.