Desde que salió publicado mi último artículo "Absurdas prohibiciones" en esta página, el teléfono de mi casa no ha parado de sonar. La mayor parte de las llamadas han sido de escritores, actores y otras personas del mundo cultural y todos están de acuerdo con mis puntos de vista en el artículo. Pero también una señora, cuyos buenos deseos agradezco, me llamó para anunciarme que me iba a quemar eternamente en el infierno.
Cuando salió publicado el exabrupto de monseñor Arrieta en el cual usa, en lugar de razones, insultos (tonto de remate, disparate, etc.) aumentaron las llamadas instándome a contestarlo, lo cual preferí no hacer..., pero sí creo que es conveniente hacer una pequeña aclaración.
La comparación entre los liberales y el mayor inquisidor de España la hizo él, no yo. Que de esta absurda comparación haya salido mal parado él, por ende, la Iglesia Católica, no es culpa mía.
Me parece muy bien, y lo felicito por ello, la oferta que hace de entregar el sueldo que recibe del Estado para fines benéficos y me permito sugerir el Hospicio de Huérfanos o el Hospital de Niños. Naturalmente yo haría lo mismo si también recibiera un sueldo del Estado. Pero más bien tengo más de 20 años de trabajar para el Estado, en actividades culturales, sin haber nunca recibido la menor remuneración por mis muchas horas de trabajo.
A otra cosa. Hecha esta aclaración, paso a cosas más importantes. Se está presentando en el Teatro de la Aduana La mujer en las dunas, obra importante por muchas razones, especialmente por haber sido escrita y dirigida por un costarricense, Juan Fernando Cerdas.
Desde que la leí, cuando se presentó al Concurso de Dramaturgia del año pasado, me pareció una obra de mucho valor que merecía ganar el concurso, como en realidad sucedió. Tuve algunas dudas sobre la conveniencia de que el autor fuera quien dirigiera el montaje, ya que generalmente es preferible que la dirección esté a cargo de quien pueda distanciarse más de la creación original y por eso muy raras veces el dramaturgo es quien dirige sus propias obras. Pero Juan Fernando supo distanciarse de su propia creación y, por ejemplo, hizo caso omiso de sus propias instituciones sobre la escenografía y eliminó el personaje del viejo y dejó solo su voz. También, me parece, el final es mejor de cómo estaba escrito.
Público creativo. La obra tiene reminiscencias de una que inició el teatro en Costa Rica, Delito en la Isla de las Cabras. Las dos exponen el problema de la privación de la libertad de un ser humano, pero en el desarrollo y el tema en si son muy diferentes. Resulta sorprendente que prácticamente no exista escenografía y son los personajes y, más que todo, los espectadores, los que crean el entorno, las paredes y hasta la arena que, invisiblemente, invade el escenario. Esto me hizo recordar un ballet, Un día o dos con la coreografía de Merce Cunningham y música de John Cage, en el cual no solo el escenario estaba desnudo, como el alma de los bailarines, sino que la música era simple "como un anillo y clara como una lámpara". Cage dijo entonces: "La mejor música es el silencio, así como el elemento básico de la danza es el simple gesto".
Ana Clara Carranza se desempeña con la sobriedad y habilidad a la que nos tiene acostumbrados, pero sorprende que se haya escogido a un bailarín y coreógrafo para el otro papel protagónico. Sin embargo, antes que bailarín, Jimmy Ortiz fue actor y su experiencia en la danza le ayuda en su buena expresión corporal.
El drama se puede apreciar en forma lineal, la simple anécdota, o buscar símbolos en la acción. ¿Es Dios el que está arriba y se burla de los esfuerzos de los seres humanos por alcanzarlo? ¿Es que él se divierte observando los fútiles esfuerzos protagonista por salir de su prisión como él hacía con los insectos? Las implicaciones son muchas y muy variadas.
La mujer en las dunas es una obra difícil, tal vez pesada, que no hace la menor concesión con el gusto fácil y vulgar de los espectadores. Más bien inquietar, despertar el espíritu crítico, que cada espectador trate de encontrar una respuesta a sus inquietudes intelectuales. Espero que no sea una utopía que esto suceda.