Con todo el significado que tiene el 12 de octubre, en Alajuela es todo un ícono, porque fue en esa fecha en 1782 cuando, al establecer un oratorio, el obispo Esteban Lorenzo de Tristán fundó la ciudad, entonces con el nombre de Villa Hermosa de la Lajuela.
Imaginamos la visión y perspectiva que tenía monseñor Tristán para aquella comunidad, que imaginaría próspera dos siglos después, pero hoy lo que tenemos es una ciudad degradada.
Alajuela, cuna de héroes, lanza hoy un llamado de auxilio para que la rescatemos del flagelo y la degradación en que hoy se encuentra y que incluye consumo de drogas, prostitución, delincuencia, disfuncionalidad familiar, desorden urbanístico y vial. A eso se suma el deterioro casi completo en calles, aceras y parque públicos, tan importantes para nosotros.
Pero esto no es de hoy. Así ha sido desde que tengo uso de razón. ¿Acaso los manudos nos malacostumbramos a lo que pasa en Alajuela y siempre culpamos a “alguien” para justificar el yo no tengo por qué hacer algo?
Un buen amigo, escritor nacional, me decía siempre que no escribiera sobre Alajuela, que no valía la pena, que yo no entendía que Alajuela siempre sería igual. Hoy lo hago con gran sentimiento, para rescatar y compartir la fecha de fundación de la ciudad, la que no debemos permitir que se nos vaya de las manos, porque se convertiría en bomba de tiempo que estallará en la cara de nuestros hijos.