El fraude todo lo daña. Este adagio latino se aplica cuando la parte a través de mecanismos legales, pero construidos a su conveniencia, pretende sustraerse de una ley imperativa; es decir, cuando se usa la ley para lograr un beneficio que la ley no permite. Este es el caso típico de los matrimonios para adquirir residencia , o el criminal convicto que entra a nuestro territorio usando el loable estatus de refugiado.
Existe una realidad nacional con el problema migratorio y una de las pocas cosas buenas que podemos apreciar en esta administración es tratar de tomar el toro por los cuernos y construir una nueva ley migratoria donde se estudie a fondo el problema de la condición jurídica del extranjero y trate de evitar problemas como el fraude a la ley y el ‘‘coyotaje’’.
Imperfecto pero necesario. El proyecto no es perfecto como no lo es ninguna creación humana, me deja ciertas dudas sobre temas en general como el efecto de ciertas restricciones en entrada a gente que sí viene a trabajar, en el tema del inversionista extranjero y eliminar figuras como el incentivo a los pensionados, sujetos que vienen usualmente a retirarse en nuestro territorio para disfrutar de nuestras bellezas naturales y clima cálido y en realidad beneficiando con sus entradas provenientes del extranjero. Pero es una ley necesaria y, aunque rigurosa, no atenta ni contra convenios internacionales, ni contra los derechos humanos, como han querido hacer ver esas voces iracundas que cada vez que ven posibilidad de progreso para el país tienen que buscar cómo destruir sin proponer .
Son esas mismas voces que atacan con ardor el TLC, pero no dan otra solución viable de donde exportar nuestros productos , o que defienden los monopolios a favor del empleo de unos cuantos en detrimento de empleo y progreso para muchos.
Estos señores intentan confundir a la opinión nacional , estableciendo similitudes en donde no las hay , por ejemplo se critica la ley por no hablar del refugiado, pero este estatus es visto por aparte en un tratado internacional que no se pretende ni se puede derogar. Pero resulta que el refugiado es una persona muy especial cuya vida corre gran peligro inminente. Costa Rica tiene una tradición de asilo y refugio, refugio para el que huye de las atrocidades de la guerra, hambre o peste, y asilo para el que huye de regímenes totalitarios que pretenden matar o encarcelar al que opina distinto, territorios muchas veces alabados por estos mismos señores que se oponen a la ley. Pero la ley donde aumenta su rigor no es ante estas personas, es ante el delincuente que usa estos nobles estatus migratorios para cometer sus fechorías contra la persona que viene a importar pobreza a nuestro territorio o ante el que usa artilugios como el matrimonio antes explicado para defraudar a la ley.
Se hace el eufemismo linguístico de no tratar al que evade la ley y entra en forma indebida a nuestro territorio con el término de ‘’ ilegal ‘‘; bueno, y me pregunto: ¿Qué son? El término ‘irregular’ es un simple parafraseo para tratar de tapar el sol con un dedo . En nuestro territorio entran muchas personas en contra de lo que dicta la ley y el que va en contra de la ley es ilegal , así, sin palanganeos .
Poner orden. No es que se pretenda evitar el efecto migratorio que tristemente trae la pobreza de naciones cercanas y queridas , pero nuestro sistema no da más , nuestras escuelas ya no aguantan seguir dando educación a cientos de miles de emigrantes, y nuestro sistema de salud sufre un exceso que no tenemos por qué aguantar. Esta ley pretende poner un poco de orden y saber que el que viene a delinquir, o el que no tiene trabajo ni donde trabajar aquí o que viene a disputar el empleo, donde no sobra, ni tiene vínculos con nuestra nación, o que no es en realidad refugiado, o asilado político y, en fin, viene a radicarse aquí sin tener derecho a hacerlo, será devuelto a su territorio, así de fácil, sin torturar, sin matar, sin violar derecho humano alguno. Costa Rica está harta de sicarios y robabancos importados. ¡Para muestra, Monteverde!