Pese a haber sido compuesto en 1741, el oratorio ‘El Mesías’, de Händel, nos habla de algo más profundo y eterno; por eso, escucharlo sigue siendo una experiencia conmovedora
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PorAlejandro Badilla
Bastaron 24 días para que el gran maestro Georg Friedrich Händel compusiera su oratorio El Mesías, en 1741, en Londres. La inauguración tuvo lugar en Irlanda y fue la primera vez registrada en que una obra se presentó con fines benéficos: liberar a privados de libertad que pagaban penas por deuda, también ayudar a huérfanos y enfermos.
Aunque la experiencia del compositor venía especialmente de la ópera, donde los personajes del libreto dirigen diálogos directos y se acentúan dramas humanos como el amor y la muerte; para este oratorio, Händel quiso acudir solamente a los Evangelios para su inspiración.
El proceso de composición fue maratónico y muy intenso para Händel; tanto así que al componer el Aleluya, lo habían visto salir llorando y exclamar: “Creí ver el cielo abierto y al mismo Dios en su gloria”. La obra se estructura en tres partes: Profecía y nacimiento; Pasión, muerte y resurrección, y Redención y gloria eterna.
Se cuenta que la tradición de que el público se ponga de pie durante el Aleluya proviene, según la leyenda, del rey Jorge II, quien se levantó emocionado al escucharlo. Además, que, durante los ensayos, Händel notó que un violinista tocaba con singular entusiasmo, de un modo tal que lo hacía destacar. Entonces, le preguntó: “¿Por qué tocas así? No estamos en el concierto aún”. El muchacho le respondió: “Porque toco para Dios, no para la audiencia”.
Como detalle curioso, al final de su manuscrito, Händel escribió las letras “SDG” –Soli Deo Gloria, “Solo la gloria a Dios”– y, como fruto de esa inauguración benéfica, fueron liberadas 142 personas.
Después de casi tres siglos, este oratorio nos habla de algo más profundo, de algo eterno, de un amor que fue más fuerte que la muerte; del drama de la Cruz por amor que llevará a la Resurrección y del llamado a la eternidad del alma.
La audición de esta obra puede ser una pequeña gran tradición para todos los que durante estos 50 días de la Pascua nos unimos, en el mundo entero, a la alegría de este tiempo.
ale.badilla.co@gmail.com
Alejandro Badilla es internacionalista.
Estatua del compositor George Frideric Händel en Halle, Alemania. Foto: Shutterstock (Shutterstock/Shutterstock)
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