Hace unos días, más de 1.500 jóvenes de 14 países de América Latina nos reunimos en el 4.º Encuentro Latinoamericano de Un Techo para mi País (UTPMP). A lo largo de cinco días revivimos el impacto de nuestro trabajo a través de la construcción de 150 viviendas de emergencia en cuatro barrios marginales de la ciudad de Buenos Aires.
Además de las fuertes emociones vividas a lo largo de la construcción, de las miles de conversaciones que se desarrollaron a la luz de los foros y seminarios, queda la convicción profunda de reconocernos parte de un continente muy distinto al que habíamos conocido: hoy sabemos y denunciamos que Latinoamérica no es un continente pobre, es injusto.
La verdadera riqueza. 200 millones de personas en situación de pobreza representan la verdadera riqueza de nuestro pueblo, que desde su esperanza, alegría y cariño ponen gratuitamente sus manos junto a las nuestras para construir un futuro que nos pertenezca a todos. Esa es la verdadera riqueza que durante siglos se nos ha escondido, y que por suerte experimentamos gracias a nuestro trabajo.
Es la primera vez, desde el nacimiento de UTPMP, que tenemos la posibilidad de encontrarnos los cientos de voluntarios que trabajamos semana a semana, repartidos por los asentamientos marginales de nuestro continente, para conocernos, compartir experiencias y levantar juntos la voz en nuestro intento por mostrar la Latinoamérica que hemos conocido gracias a nuestro trabajo.
Sin duda, este encuentro marcará un antes y un después en nuestra institución. La esencia de este proyecto desde hoy se vive más latente que nunca, y vemos nítidamente que somos miles los que respondemos a los cuestionamientos fundamentales que plantea UTPMP: una interpelación personal profunda a sus voluntarios, permitiendo que las familias de los barrios marginados nos remuevan y cambien nuestras vidas; el encuentro fecundo que se produce al trabajar junto a personas que no han tenido las mismas posibilidades que nosotros, confiados en que sus habilidades y su aporte son fundamentales para el desarrollo de nuestro continente; y la convicción de que no podemos permitir que las injusticias que hemos conocido se perpetúen, siendo la motivación viva de nuestra acción y nuestra denuncia.
Cambiar el mundo. El impacto de UTPMP hoy alcanza esferas que son muy difíciles de imaginar. Estamos acá para cambiar el mundo, y sin ninguna duda este grupo de jóvenes locos y soñadores tendrá un rol fundamental en la construcción de una Latinoamérica más justa, donde los sueños de cada uno de sus habitantes tengan espacio para florecer. Nuestro objetivo no es nada menos que terminar con la pobreza y la exclusión de nuestro continente. Debemos demostrarles a nuestros hermanos latinoamericanos que eso sí es posible, y que nuestras manos y nuestras energías están dispuestas a dejarlo todo para lograrlo.