Un pueblito que se hizo grande

Sin más información, y casi por curiosidad, asistimos sin la menor idea de que estábamos por presenciar un hecho que les cambiaría el rumbo a miles de jóvenes en riesgo social.

Empezó la presentación. El recordado profesor Claudio Orozco venía regresando de un seminario de capacitación en Canadá. Allí conoció a don Pedro Taccon, de dicha agencia, con quien trabó una gran amistad. Y fue así como este le ofreció desarrollar en su natal Paraíso un tipo de centro integral de niños y niñas en riesgo social con el fin de procurarles un mejor provenir cuando fueran adolescentes.

Don Pedro también les habló a los regidores. Les dijo que si colaboraban cediendo terrenos de su propiedad para este proyecto, empezarían al año siguiente a construir ese sueño. Hasta dijo que se llamaría Pueblito Cultivable de mis Hijos, y precisamente así titulé una nota que escribí entonces para el periódico La Nación.

El Concejo inició gestiones con la Junta Administrativa del Liceo de Paraíso. Se logró la donación de terrenos, primero a préstamo y, años después, estos fueron donados a Pueblito Costa Rica.

Estos hechos ocurrieron hace 50 años y fueron conmemorados a finales de marzo, con la presencia de jóvenes que ahora son hombres y mujeres de bien. Algunos hasta le han dado servicio a su Pueblito como abogados o ingenieros.

Aquella noche de neblina se convirtió en un haz de luz para miles de jóvenes. Y la esperanza sigue brillando para los centenares que hoy se mantienen allí, donde conviven con familias adoptivas temporales.

Pueblito, que empezó tan pequeño, ahora es grande en infraestructura, pero lo sostienen los mismos ideales que divulgó Jesús en su paso por este mundo: “Dejad que los niños vengan a mí”.

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Fernando Gutiérrez Coto es excorresponsal de La Nación.