En la Feria Internacional del Libro, que se realizará del 25 de agosto al 3 de setiembre en la Antigua Aduana, quienes amamos la lectura conoceremos a un perrito muy singular que andará por ahí. Será difícil inadvertir a este pinchercito guapo, pero metiche, husmeador, provocador, porque cada nada gusta de lanzar “guaguaus”, porque sí. Pero inadvertirlo es aún más difícil cuando conocemos su historia, que queda plasmada en la obra titulada Doctor Ñukie, el perrito sanador, que exhibirá el quiosco 18.
Nuevo destino. Cuenta la obra que en una furibunda pelea de amoríos perrunos, Ñukie (nombre del can) sale perdidoso y muere. Su familia, con quien convivió muchísimos años, no soporta su ausencia y entra en un duelo tan profundo que la arruina, la dispersa, tal es el alcance del amor profesado a su mascota. Con lo que no se contaba es que Ñukie no muere, sino que transmuta. Su deceso, en realidad, no es más que la transición necesitada para aterrizar en La Nuez, un mundo que le resulta fantástico porque funciona con una mecánica que le es extraña, de altísima tecnología, ecosostenible, gobernada con armonía y equidad por seres superinteligentes que se vinculan entre sí mediante la armonía, la madurez y la asertividad, en nada semejantes a los vínculos belicosos y egoístas de la Tierra.
En La Nuez, a Ñukie le informan que ahí no existe la muerte, ni en ningún lugar del cosmos, porque somos materia y la materia es eterna. Él, que tampoco ha escapado del dolor que le ha provocado dejar a su amada familia, siente la necesidad de volver a la Tierra para comunicar a sus dolientes esa buena nueva y, como él mismo dice, “ponerles de nuevo a caminar”, cosa que logra pero mediante un proceso muy complejo, pero lleno de aventuras fascinantes y reflexiones muy profundas.
Ahora que en Costa Rica, mediante el Código Penal y la Ley de Bienestar Animal, no solo hemos normado nuestra relación con el mundo animal, sino que hemos valorado que es junto con él que lograremos la armonía que necesita nuestro planeta, cuyo peligro de extinción es real, y que está movilizando distintas alternativas para salvarlo (el Acuerdo de París, por ejemplo), el mundo fabuloso del Doctor Ñukie, el perrito sanador, es una oportunidad para concienciar la importancia de construir entornos ecológicos sanos y vínculos humanos amorosos, optimistas.
Talento. La obra de la costarricense Gladys López Avendaño posee una historia extraliteraria inaudita, que lejos de denostarla más bien le agrega muchos pluses. En un país donde la industria editorial, aún muy burocrática e ineficiente, no termina de acatar que urge que se haga grande, poderosa, porque Costa Rica tiene tanto talento literario, que ya es hora de dejar de “mejenguear” editorialmente y pasar a las grandes ligas, como ocurre en las sociedades desarrolladas. La autora, después de su calvario editorial, publicó la obra con sus propios recursos en Printea, como suele ocurrir a gran cantidad de autores nacionales. Acharita: la masa lectora se pierde la maravillosa aventura de leerles.
He aquí mi opinión como lector de una obra rara, no solo por su mundo fabulario tan hermoso y atrapante, sino porque nos revuelca los pensamientos que están en una zona de confort que acostumbramos, por mediocridad y hasta pereza mental. Y pongo punto final porque Ñukie ya sale para La Nuez y me ha invitado a acompañarlo. No me he podido resistir a semejante aventura, eso sí, seguro de que yo sí retornaré a mi Tierra querida. ¡Vamos, Doc!