
“Al revés” es una locución adverbial que significa “al contrario o invertido el orden regular”. Con esta definición en mente, abordo la situación actual que atraviesa nuestro mundo después de la crisis sanitaria de la sindemia-pandemia de la covid-19 (2020-2023).
El análisis histórico de las pandemias ha mostrado que la gran mayoría de estas han estado vinculadas con guerras, deficiencias en los sistemas de salud, problemas de higiene, acceso limitado al agua y carencias en el saneamiento. No obstante, tras finalizar esas crisis, el mundo, en términos generales, ha logrado transformaciones positivas para la humanidad.
En un artículo que publiqué el 13 de abril de 2020, titulado “Una ventana a un nuevo mundo", animaba a los lectores a seguir adelante pese al temor y la incertidumbre por lo que ocurriría. En otros textos que escribí advertía sobre los eventuales nexos entre un manejo inadecuado del equilibrio con otras especies y los contagios y muertes, que, para el 23 de agosto de 2023, ascendían a 769 millones de contagios y unos 20 millones de fallecidos a nivel global por el virus SARS-CoV-2 como agente causal.
Paradójicamente, durante el periodo pandémico, las restricciones provocaron –según datos de la NASA– reducciones enormes en los viajes y en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Animales silvestres invadieron calles y comunidades. Y en medio de ese ambiente de temor ante la muerte, nos atrevimos a pensar, con optimismo, que existía una ventana hacia un nuevo mundo.
Parafraseando a Arundhati Roy, consideré entonces que podíamos elegir atravesar esa ventana arrastrando los cadáveres de nuestros prejuicios y odios, nuestra avaricia, nuestras bases de datos e ideas muertas, nuestros ríos contaminados y cielos humeantes. O bien, podíamos caminar ligeros, con poco equipaje, listos para imaginar otro mundo y luchar por él.
Dichosamente, la aparición de la variante ómicron en Sudáfrica, en noviembre de 2022, con mayor capacidad de contagio pero menor mortalidad, nos permitió señalar –en otro artículo– que se trataba del inicio del fin de la pandemia. Y así fue: la Organización Mundial de la Salud declaró el fin de la emergencia sanitaria por covid-19 el 5 de mayo de 2023. Lógicamente, a esa disminución también contribuyeron las coberturas de vacunación.
Pero, ¡oh, desgracia! Los reportes diarios de casos y muertes en todo el mundo fueron sustituidos por otro hecho devastador: la invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero de 2022. Se estima que en ese conflicto han muerto 2.400 niños y 43.000 soldados ucranianos, mientras que unos 198.000 soldados rusos han sido dados de baja. Además, al menos 6,8 millones de ucranianos han debido emigrar a Europa.
Más tarde, el 7 de octubre de 2023, Hamás y otros grupos armados palestinos de la Franja de Gaza lanzaron un cruel ataque súbito contra Israel. A las muertes provocadas ese día siguieron las ocasionadas por el contrataque del Ejército israelí, y, así, la cantidad de fallecidos en Gaza asciende, en casi dos años, a decenas de miles; muchos de estos, civiles.
Como si lo anterior no bastara, llega Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y su sello es una política expansionista, con intenciones de anexarse Canadá, Groenlandia y el canal de Panamá. Además, nombra al empresario Lee Zeldin al frente de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), con el objetivo de flexibilizar regulaciones sobre la calidad del agua, y designa como secretario de Salud a Robert F. Kennedy Jr., conocido por su defensa de las teorías conspirativas sobre las vacunas.
A ello se suma la guerra de aranceles, que atenta contra la globalización de los mercados y empobrece a los países. Por cierto, los gases de efecto invernadero han alcanzado cifras récord.
Finalmente, otro dato inquietante: el 37% de la población mundial vive bajo dictaduras y, en muchos países democráticos, se observa una peligrosa deriva hacia regímenes autocráticos.
En conclusión, tuvimos una nueva oportunidad luego de una pandemia que nos puso de rodillas, pero no cabe duda: ¡el mundo está al revés!
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Darner A. Mora Alvarado es salubrista público.