El teletrabajo vino para quedarse, ¿puede generar sentimientos de aislamiento? Un reciente artículo de Elena Escobar sobre la soledad en el trabajo ha llamado mi atención. Estudios de la empresa de seguros Cigna, realizados en 2019, revelan que siete de cada diez estadounidenses de la generación Z dicen sentirse solos a veces o siempre. Un porcentaje superior al de la población general, que es del 47%. Dato preocupante.
En la Unión Europea, el 34% de los trabajadores declararon sentirse solos a veces o con frecuencia en un estudio, de julio del 2020, titulado: Living, working and covid-19, publicado por Eurofound.
En España, el porcentaje es mayor, es el 42%. Uno de los más altos del continente, superado solo por Croacia (62%) y Finlandia (52%), e igualado por Bélgica.
En Estados Unidos, según este estudio, no solo el 52% de los trabajadores dijo sentirse solo algunas veces, sino que el 49% señaló la falta “camaradería”, el sentimiento de amistad. El mundo laboral experimenta esta tendencia y ello afecta también a las empresas.
El aislamiento psicológico puede producir que se pierda rápidamente interés en el trabajo y que se realicen tareas sin poner esfuerzo, menciona Escobar.
Proximidad psicológica
Begoña Urien, profesora del área de Psicología Social y de las Organizaciones en la Universidad de Navarra, afirma que la proximidad física no es necesaria para crear proximidad psicológica: “El teletrabajo no es la muerte del sentido de comunidad en el trabajo, ni basta con la proximidad física para crearlo”. Depende de factores como el tipo de costumbres de cada país o la cultura de las organizaciones.
Menciona que las culturas pueden ser defensivas, agresivas o constructivas. La constructiva tiene como centro a la persona y su desarrollo, puede evitar el conflicto y la búsqueda de aprobación. Asimismo, una competencia directa basada en el poder.
Elena Escobar por su parte, considera que esta distancia psicológica dentro de las organizaciones puede darse por la falta de interacción entre los trabajadores: “Los empleos se han hiperespecializado”.
La interacción se basa en la evaluación de los superiores. Puede ignorarse a qué se dedica un colega de trabajo y experimentarse soledad. Urien señala que fomentar el sentido de solidaridad genera una cultura constructiva en la que se potencian las relaciones interpersonales de calidad. Esto, independientemente de que el modelo base sea el teletrabajo. Las personas necesitan sentirse escuchadas y valoradas. Pueden establecerse espacios no necesariamente presenciales en los que se puedan compartir ideas, afirma.
Modelo híbrido
Lo ideal sería el modelo híbrido, el cual permite interactuar. Actividades de ocio entre los colaboradores como las deportivas, culturales o de formación, pueden crear espacios de participación e interacción que alejen de un aislamiento social.
Es necesario fomentar el sentido de comunidad ante la sobrecarga de trabajo. Espacios para establecer relaciones sociales significativas. Unidades de tiempo, menciona Urien, para interactuar, conversar y compartir inquietudes.
Por otro lado, ¿es la soledad una característica del siglo XXI? La tendencia al aislamiento tiene consecuencias negativas en la salud de las personas. En el 2018, Reino Unido creó el primer organismo gubernamental del mundo dedicado específicamente a la soledad, con rango de secretaría de Estado y de carácter interministerial. Coordina el trabajo de nueve oficinas, departamentos como Salud, Vivienda y Transporte.
Esta iniciativa británica responde a que estudios confirman que la soledad está asociada a enfermedades cardiovasculares, demencia, depresión y ansiedad; que, en conjunto, su efecto para la salud y la esperanza de vida equivale a fumar 15 cigarrillos al día.
Distintas ONG están abordando el tema de la soledad pues tiene un alto costo personal y social. Debemos regresar a la cultura del encuentro. Todos crecemos ante actitudes de escucha, acogida, respeto y aprecio. Todos necesitamos de relaciones auténticas, de relaciones humanas. Es esencial saber estar en cualquiera de las esferas de nuestra vida.
La autora es administradora de negocios.