La Convención de Especies Migratorias (CMS) celebró el 3 de marzo el Día Internacional de la Vida Silvestre y dedicó la fecha a las especies marinas. En Costa Rica, lamentablemente, los tiburones no tienen motivo para celebrar. Otrora protegidos por el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) y la Ley de Conservación de Vida Silvestre, desde el 17 de mayo del 2017pasaron a ser especies comerciales reguladas por el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca).
Si bien existe una restricción a la exportación de productos de tiburón martillo desde el 1.° de marzo del 2015, su captura en altamar y consumo doméstico se mantiene, mientras, las aletas se acumulan en bodegas de Puntarenas en espera del visto bueno oficial para exportarlas.
Todo empezó en marzo del 2013, con la protección del tiburón martillo bajo la Convención para el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (Cites, por sus siglas en inglés). La protección brindada a la especie no sería total, sino condicionada a la elaboración de un dictamen de los países exportadores de productos de tiburón, el cual definiría si la extracción de especímenes de su hábitat, para satisfacer la demanda internacional de productos, podía efectuarse sin constituirse en una amenaza para la supervivencia de la especie. El dictamen puede restringir totalmente las exportaciones o permitirlas. Depende de cada país.
Dictamen. Ahora bien, ¿cómo se hace el dictamen en Costa Rica? Según la Ley de Conservación de Vida Silvestre, la tarea se asigna a un consejo científico colegiado con miembros provenientes de la academia, el gobierno y organizaciones de la sociedad civil.
En agosto del 2015, ese consejo, de ocho miembros en aquel entonces, dictaminó que no era posible exportar productos de tiburón martillo de manera sostenible. Inmediatamente, emanó de la Presidencia un acuerdo con el sector pesquero para “mejorar los mecanismos de transparencia y rigurosidad científica” del consejo, y en cumplimiento, se aumentó a 16 la cantidad de miembros, a los cuales se les ordenó la emisión de un nuevo dictamen.
A pesar de la maniobra, en marzo del 2017, el nuevo consejo científico confirmó el resultado del dictamen anterior: no es posible exportar productos de tiburón martillo de manera sostenible.
Fue entonces cuando la Presidencia, frustrada y bajo tremenda presión del sector pesquero, promulgó que los tiburones no son vida silvestre. Por tanto, ya no los protege la Ley de Conservación de Vida Silvestre, ni hay que consultar a un incómodo consejo científico colegiado de expertos sobre la sostenibilidad de las exportaciones de tiburón martillo.
La decisión ahora es responsabilidad del Incopesca, con consecuencias nefastas. El tiburón sedoso y el tiburón zorro, por ejemplo, están tan amenazados como el tiburón martillo y gozan de la misma protección bajo la Cites desde setiembre del 2016, a pesar de lo cual Incopesca dictaminó, en octubre del 2017, que su extracción para exportación es sostenible. Satisfizo así la demanda de los pescadores de tiburón y exportadores.
Extinción. Lo anterior es una violación flagrante del principio precautorio y del principio de no regresión. De hecho, el pasado 18 de mayo, el Tribunal Contencioso Administrativo ordenó suspender la declaratoria del tiburón martillo como especie comercial, orden que las autoridades competentes se niegan a hacer cumplir.
¡Los tiburones son vida silvestre! Hasta que Costa Rica deje de negarlo, continuará su pesca y proceso de extinción.
El autor es biólogo.