
La inteligencia artificial (IA) y la ciberseguridad ya no son campos separados. Son dos rutas que deben avanzar en sincronía si queremos un entorno digital confiable, competitivo y sostenible. Innovar sin protección es riesgoso y proteger sin inteligencia limita el progreso.
En los últimos años, la IA ha pasado de ser una promesa a convertirse en una capacidad esencial para los negocios.
En América Latina, los datos reflejan un punto de inflexión. Diversos estudios confirman esa tendencia. Por un lado, el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial 2025 muestra que Costa Rica se consolida entre los cinco países más avanzados de la región, impulsada por talento y conectividad.
Por el otro, el Government AI Readiness Index 2024 refuerza esa posición: nuestro país ocupa el sexto lugar en América Latina y el 61.º en el mundo, superando incluso a economías de mayor escala como México. Estos resultados revelan una base sólida y un entorno institucional con mucha mejor opción para integrar la IA en la economía real.
Pero, también, estos avances dejan entrever una realidad poco discutida: los países que más crecen en adopción de IA son también los que más rápido afrontan desafíos de infraestructura y protección de datos. El progreso tecnológico sin seguridad corre el riesgo de transformarse en vulnerabilidad.
Esa relación entre preparación e infraestructura es lo que el Cisco AI Readiness Index 2025 pone en evidencia a nivel global: solo 13 % de las organizaciones están realmente listas para escalar la IA. Las empresas líderes, las llamadas Pacesetters, son cuatro veces más propensas a transformar la IA en resultados tangibles, no porque dispongan de más algoritmos, sino porque han construido infraestructuras robustas y escalables, diseñadas para soportar la complejidad, el volumen y los riesgos que esta nueva era tecnológica implica.
Además, estas organizaciones cultivan una cultura ágil y colaborativa que impulsa la innovación y facilita la rápida adopción de nuevas tecnologías. Esta combinación de infraestructura preparada y cultura organizacional dinámica permite desplegar IA con confianza y agilidad, lo que hace de la innovación una ventaja competitiva sostenible y real.
Seguridad como acelerador de la innovación
En conjunto, estos tres estudios nos dicen algo esencial: la adopción de la IA no se mide por entusiasmo, sino por preparación. Los países y las empresas que progresan no son los que más hablan de inteligencia artificial, sino los que entienden que su valor depende de la solidez del entorno que la sostiene.
Una estrategia sólida de protección permite desplegar IA con confianza, sabiendo que cada avance está respaldado desde su base. La verdadera confianza digital no se añade al final: se diseña desde el inicio.
Cuando la IA se implementa sobre plataformas seguras y resilientes, deja de ser un experimento y se convierte en una ventaja competitiva que impulsa inversión, crecimiento y sostenibilidad.
En mi experiencia al frente de Cisco en Centroamérica y el Caribe, he visto cómo esa confianza digital se convierte en un motor real de desarrollo.
Cada empresa que protege su infraestructura tecnológica fortalece la economía que la rodea y cada decisión que prioriza la seguridad contribuye a que la innovación florezca sin temor. La infraestructura ya no es solo soporte técnico, sino el puente que une la innovación con la protección. Trabajar por la seguridad digital es, en última instancia, trabajar por el futuro de nuestra región.
Costa Rica tiene la visión, el talento y la determinación para estar entre los países que lideran este cambio. El desafío no es solo adoptar más IA, sino hacerlo con propósito, resiliencia y confianza, usándola para el progreso del país, que está asociado a la digitalización. Sin embargo, una digitalización poco segura puede llevarnos a futuros inciertos, y solo con la incorporación de una IA segura, transitaremos hacia una modernidad segura y sostenible.
Luis Carlotti es director regional de Cisco para Centroamérica y el Caribe.