Diversas omisiones se han dado en la campaña política de parte de los aspirantes y los entrevistadores. Sus exhibiciones se han convertido en una pasarela para que cada uno cante, como mejor quiera, sus promesas electorales.
Ha fluido un torrente de propuestas de los más diversos tópicos, que resaltan lo económico por lo fundamental en una Costa Rica agobiada por deudas, desempleo y falta de apoyo a sectores productivos, así como el despilfarro de recursos estatales.
Se ha omitido, sobre todo, lo que concierne a la administración, a la tarea gerencial en la que vacíos y torpezas se pueden enumerar en la labor estatal. Se les olvidan los asuntos, postergan lo urgente aunque hayan prometido ejecutarlo, dejan para mañana lo que es apremiante desde ayer, se contradicen, no saben lo que es continuidad.
Una de las grandes fallas en la función pública es la ejecutividad. O no lo hacen o lo hacen a medias. ¿Serán buenos gestores quienes ambicionan la presidencia?
Ideas convenientes sobran. Proyectos urgentes se han harto mencionado, pero el cómo ponerlos en marcha, el cómo superar los escollos de una atomizada Asamblea Legislativa, dominada por intereses partidistas y personales, no se detalla.
No se ha expuesto, ni tampoco los entrevistadores han preguntado, lo relacionado con la experiencia personal al frente de empresas comunales, regionales, estatales, de alcance general o de vecindario.
¿Qué ha hecho ese torrente de aspirantes por los barrios o distritos donde viven, por iniciativas de bien social aunque sea en pequeña escala? ¿Por qué solo si llegan a la presidencia serán capaces de realizar obra material, social y cultural, y no lo han hecho a lo largo de sus vidas en los ámbitos o comunidades donde se han desenvuelto? ¿Qué gran proyecto de beneficio nacional han promovido desde la llanura?
¿Cuál de todos los aspirantes es un pianista capaz de tocar las teclas de la Administración Pública y elevar una melodía armoniosa de beneficio nacional, que atienda lo pequeño así como lo mayúsculo? Porque no solo de pan vive el hombre.
Atender las finanzas es fundamental, urgente, así como la salud y la educación, pero hay muchas otras áreas, muchas tareas en el quehacer de una sociedad para las cuales se requiere de despabilada mentalidad, infatigable voluntad que vaya más allá de conocer las teorías, las necesidades, las estadísticas, los proyectos pendientes y decisivos para el desarrollo. Debo decirlo: los mandatarios dejan el poder sin haber tocado teclas esenciales en el amplio rango que compone la urdimbre social.
El autor es periodista.