
Esopo, gran fabulista griego de los siglos V y VI a. C., dejó un legado de fábulas creadas de manera concisa y con lenguaje sencillo, cuyos personajes son animales antropomorfizados. De sus fábulas emergen moralejas a la vez elocuentes y sencillas de entender. Las moralejas suelen mostrar la eterna lucha entre lo idóneo y lo inapropiado. Hoy me permito traer a colación la fábula esópica La liebre y la tortuga.
Se despedía la tarde del 1.° de enero del 2018 con las últimas bocanadas de aire navideño, cuando decidimos acceder a la petición de Alejandro, nuestro hijo, de aceptar el regalo tantas veces ofrecido por el doctor Ronny Guevara, del Criadero Casa Alpha: un ejemplar de pastor alemán de estructura. Con desconocimiento total de la raza, mi cándida premura era que Alejandro encontrara un nombre adecuado, pues su nombre de Certificado de Genealogía era francamente impronunciable: A-Zeda.
Con el correr del tiempo y al mando del maestro Leonardo Hernández, incursionamos en el deporte canino Internationale Gebrauchshundeprüfung (IGP), que en español significa Prueba Internacional de Perros de Utilidad.
Es un deporte de alto rendimiento con un binomio –guía y ejemplar–, de plataforma mundial. Contempla tres disciplinas: rastro, obediencia y protección (defensa). La titularización exige ganar las pruebas oficiales con las notas establecidas en cada una de las tres áreas, ejecutadas el mismo día con el guía, ante un juez.
Al igual que la tortuga de la fábula griega de Esopo, Lluna es un ejemplar de estructura (y no un ejemplar de líneas de trabajo) con ciertas peculiaridades que le exigen más esfuerzo y tiempo a la hora de ejecutar el deporte: el tono muscular no es el de un ejemplar de trabajo; al exigirle ímpetu, nunca se ha irrespetado su temperamento, y es un poco más pausada en las reacciones aunque muy prolija en la ejecución de comandos. En lo que no muestra ninguna diferencia es en el encanto, el entusiasmo y el disfrute del deporte, lo que consideramos esencial.
Al igual que la tortuga, entramos con gran convicción e inmensa paciencia a esta carrera de la titularización hasta culminar, el pasado 12 de abril, con el máximo nivel de adiestramiento al que puede aspirar un pastor alemán: el nivel IGP3, una verdadera proeza no solo en el ámbito nacional sino latinoamericano.
Desea una compartir los logros del quehacer pastorero a la entidad a cargo para animar a criadores y propietarios a ejercer el deporte. Pero, ante el silencio de la institución, comparto mi parecer usando el pensamiento de la afamada escritora belga Marguerite Yourcenar: “Le silence est fait de paroles que l’on n’a pas dites” (“El silencio está hecho de palabras que no se han dicho”). Sigue siendo el silencio una decisión, no una casualidad.
Lluna, certificado de Asoval L.O.10837, tiene las condiciones que desearíamos para nuestros ejemplares: crianza nacional (Casa Alpha), acogida y criada en hogar nacional y entrenada por un maestro nacional (Leonardo Hernández). O sea, producto Esencial Costa Rica, si tuviera un logo.
Esopo cuenta cómo la liebre, convencida de que con su agilidad y velocidad aventajaría a la lenta tortuga, decide echarse una muy prolongada siesta y fue así como perdió el primer lugar de la carrera.
Más allá de este logro de Lluna y de todo lo valioso que ha traído a nuestro andar –buenas y afectuosas amistades, su ejemplo de constancia en el trabajo individual y en equipo; fidelidad, compromiso y afecto, entre otros– su acogida en nuestro continente afectivo ha sido y seguirá siendo un crisol de bendiciones.
Ana Matilde Bejarano es literata francesa.