Hace pocas semanas, presenciamos el regreso a casa de dos astronautas que permanecieron casi un año en una estación espacial. Fueron rescatados por una nave que al fin logró llegar a ellos y regresarlos a la Tierra. Así es nuestro mundo. Pero a pesar de los avances en tecnología, inteligencia artificial y muchos otros campos, la sociedad actual enfrenta una corriente paradójica muy peligrosa: el crecimiento del autocentrismo; la obsesión por el poder y la deshumanización de las relaciones sociales y políticas.
Este fenómeno no solo afecta a individuos, sino que mina el sentido de lo humano y el equilibrio democrático. Uno de los factores que contribuyen a este mal es el facilismo; la tendencia a buscar soluciones inmediatas, sin esfuerzo, a problemas complejos y grandes retos colectivos. Esto ha generado una cultura en la que se evaden responsabilidades y se toman atajos que parecen eficaces a corto plazo, pero luego traen consecuencias negativas.
En el ámbito político y social, el facilismo se manifiesta en estrategias engañosas, populistas, para captar apoyo de espectáculo sin meditar en la factibilidad de lo prometido.
A esto se suma una alarmante pérdida de principios y valores. Es común ver que alguien, en su afán de éxito y poder, “justifica” métodos oscuros para alcanzar sus deseos. La integridad parece haber perdido importancia, debilitando así la confianza y creando un ambiente donde lo falso prolifera, no solo en lo material sino, además, en las promesas.
La combinación de facilismo y deterioro ético crea un círculo vicioso en el que la ciudadanía, desilusionada, se distancia de lo político, dejando el camino abierto a quienes prometen sueños rápidos, pero solo buscan avanzar hacia el control y el poder.
Para revertir esta situación, es imperativo implementar estrategias concretas que permitan recuperar el sentido humano, el valor de la honestidad y fortalecer la verdad en la democracia, porque todo hecho político tiene consecuencias humanas.
La educación desempeña un papel crucial en este esfuerzo. Es indispensable construir el pensamiento crítico y autocrítico desde la infancia, renovar la importancia del esfuerzo y la satisfacción de la tarea realizada pese a las dificultades.
La sociedad debe exigir sentido humano en las decisiones de gobierno a través de instituciones democráticas sólidas e independientes, capaces de lograr lo complejo con esfuerzo y conocimiento. Los grandes problemas en democracia no son cuestión de sumar poder, sino de acumular talento y esfuerzo focalizados en lo humano.
Otro aspecto clave es el uso responsable de la tecnología y la información. Las redes sociales y los medios de comunicación pueden ser herramientas poderosas para el bien común como canales para educar, difundir valores y combatir la desinformación que tanto daño hace a la paz mental. Esto incluye comunicar lo constructivo, así como contrarrestar los milllones de mensajes que destruyen la educación y los valores. Educar a la población en el análisis crítico de la información que recibe permitirá contrarrestar la manipulación en las redes y reducir la creciente tensión.
Tenemos que enseñar a la niñez y juventud a elegir sanamente lo que ven y escuchan. La resistencia a la deshumanización debe ser un esfuerzo colectivo organizado, sin facilismos. Es momento de asumir la responsabilidad de nuestro futuro para darle sentido humano.
El reto que enfrentamos como sociedad es inmenso, mas no insuperable. Cabe mencionar una frase de Gabriel García Márquez: “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”. Recuperar el sentido humano en nuestras relaciones y en la política es una tarea absolutamente indispensable, y solo la podremos lograr si aceptamos su carácter crítico para nuestro propio bienestar.
Tenemos que fortalecer valores, rechazar el facilismo y comprometernos a construir un mundo más humano, responsable y democrático, lo que no se logra destruyendo lo ya construido sino perfeccionando a esta, nuestra Costa Rica.
Luis Gabriel Castro es consultor en comunicación estratégica y fundador de Porter Novelli en Costa Rica.
