
Confieso con sinceridad que el hecho de haber nacido en un país democrático como Costa Rica, donde la soberanía reside en el pueblo, directamente o por medio de representantes, —y fortalecida en 1949 con la nueva Constitución Política—, me ha impregnado el concepto equivocado de que la gran mayoría de las naciones viven en libertad; cuando la realidad mundial es otra.
Según The Economist, cerca del 37% de la población mundial (2.900 millones de personas) está gobernada por un régimen autoritario o dictatorial, es decir, un tipo de gobierno donde una sola persona o un partido político tiene el poder absoluto; donde los derechos de las personas suelen suprimirse en gran medida.
Por lo general, los dictadores llegan al poder cuando una nación enfrenta problemas sociales, como sucedió en Chile con el derrocamiento de Salvador Allende, mediante un golpe de Estado el 11 de setiembre de 1973, y el surgimiento de la dictadura de Augusto Pinochet hasta el 11 de marzo de 1990.
Otro ejemplo, ha sido la dictadura crónica de Cuba, iniciada el 10 de marzo de 1952 por Fulgencio Batista, quien luego fue sustituido, el 1.° de enero de 1959, mediante la Revolución Cubana, por Fidel Castro. Esa nación ya acumula 74 años de dictaduras.
Actualmente, 52 países viven bajo un régimen dictatorial. Algunos incluso, son mundialmente conocidos como Vladimir Putín, en Rusia; Nicolás Maduro, en Venezuela; Xi Jinping, en China; y Kim Joun-un, en Corea del Norte.
Estos regímenes suelen conservar su poder silenciando cualquier oposición a sus decisiones y directrices, mediante la intimidación, encarcelamiento (legal o no), violencia física e incluso, asesinatos.
Si bien es cierto que algunos dictadores son más estrictos y autoritarios que otros, generalmente las dictaduras tienden a provocar la pérdida de autonomía personal, calidad de vida y opciones políticas para los ciudadanos.
Los efectos negativos inician con el desmantelamiento de las organizaciones sociales, la autonomía de entidades y la prohibición de otros partidos políticos. En algunas circunstancias, un dictador puede reemplazar o enmendar la Constitución Política para empoderarse junto a sus aliados.
Lógicamente, las dictaduras pueden originarse de diferentes maneras. Aunque muchas se conforman cuando un líder o un partido político llega al poder por elecciones libres y democráticas y luego, aplican el populismo atacando a la institucionalidad y la división de poderes.
En este contexto, han surgido “pichones de dictadores”, unos más emplumados que otros en la región centroamericana, violentando los derechos humanos y deteriorando el sistema de salud, la educación y la paz social.
En el caso ejemplar de Costa Rica, la democracia se ha fortalecido debido a la abolición del ejército el 1.° de diciembre de 1948, favoreciendo la buena convivencia, pero, sobre todo, estableciendo un “antídoto”, ya que muchas de las dictaduras existentes han sido provocadas con apoyo del poder militar.
Sin embargo, es menester no atenerse, fomentando todos los días la democracia, estando atentos a la aparición de políticos egocentristas, autocráticos y soberbios. ¡Que Dios nos ilumine y nos brinde el discernimiento para proteger nuestra democracia con sabiduría e inteligencia!
El autor es salubrista público.