EscucharLas noticias sobre Susan Boyle han dado la vuelta al mundo varias veces. Es actualmente uno de los nombres mas buscados, usados, comentados y repetidos en Internet. Sunday Times, BBC News, Washington Post y decenas de cadenas de televisión y radio quieren hablar con ella. Los shows (realities) y yerbas semejantes se agolpan para ver quien llega primero a la entrevista exclusiva y a la firma de contratos para espectáculos alrededor del mundo.
Más que Obama. Lo insólito y deslumbrante es que una mujer común y corriente del pueblo Black- burn (West Lothian) Escocia, ha concitado más de 100 millones de visitas, cinco veces más que el histórico discurso del presidente Obama, por mucho las famosas listas de Forbes y hasta superó las visitas que hurgan y fisgonean la vida de cualquier rico y famoso del mundo. No hay duda de que representa al más popular de los participantes, que han llegado a este tipo de concursos de talentos, en la televisión británica y del mundo.
Propuestas indecorosas, como filmar la pérdida de su virginidad, hacer comerciales y visitar lugares, son la agenda diaria de esta garganta de canario. Espero que su sencillez no sea mancillada por la banal carga de influencias a las que estamos acostumbrados a ver y leer, luego de que se “descubre” una estrella. La señorita Boyle es el más claro ejemplo de que no todo lo que brilla es oro.
“El cómo se ve”. Desaliñada, a ojo de buen cubero no tendría cupo en las listas de selección de casi de ningún tipo de concurso, y probablemente pasada por alto en cualquier actividad que tuviera que ver con el cómo se ve o con la apariencia física. El cómo se ve se ha convertido en la puerta que ad portas nos incluye o descarta, parece que es el pasaporte a la felicidad. No importa lo que verdaderamente una persona es o es capaz de hacer, pensar o sentir, lo primero es verse bien y luego veremos para que es buena.
Susan nos recuerda que esta suiza centroamericana ha entrado en una vorágine social donde el 99,99% pasa por la apariencia, dejamos muy poco espacio para la tolerancia y formas de pensar y ser diferentes. Una mala señal de la decadencia social que nos inundan diariamente y donde el porte y la pinta ocupan los primeros lugares muy por encima de la capacidad, inteligencia, aptitud, competencia, valores, idoneidad y destrezas.
Lista de prejuicios. ¿Cuántas (os) Susan Boyle habremos desechado o discriminado solo porque se ven diferentes, porque su corte de pelo, ropa, zapatos etc., no aparecen dentro de nuestra larga lista de prejuicios, improntas o intereses? ¿Cuántas veces habremos estado frente a una persona que bajo una fachada de sencillez y simpleza encubre un genio, un artista, un grito de libertad, una vida que merece ser tomada en cuenta? ¿Cuantas veces habremos estado frente a un ser humano que pide solo una oportunidad, o frente a alguien que puede ser capaz de cambios radicales y profundos como los que nuestro entorno necesita?
La aparición de esta extraordinaria cantante invita a una reflexión final de fondo. Tengamos cuidado con doña Apariencia, sus hijas (Pinta, Porte, Estampa y Facha) y sus primas (Presencia, Aspecto y Prestancia), siempre han resultado tramposas y pasajeras. Huyamos de relaciones basadas en el cómo se ve, alejémonos de todo lo frugal y apostemos por lo que es verdaderamente duradero, volvamos a lo básico, a la confianza basada en principios fundamentales de tolerancia y en valores que no se transan ni negocian. Costa Rica, nuestra sociedad, lo necesita.
“Lo esencial…”. Finalmente, cada vez que nos encontremos con alguien que se ve diferente, hagamos una pausa antes de pensar u omitir juicio. Una Susan Boyle, un Einstein, un Stephen Hawkins o una Madre Teresa pueden vivir dentro de ellos, y recuerden: “Lo esencial es invisible a los ojos... solo se puede ver con el corazón”.
