En su carta “¿Por qué Chávez?”, el legislador izquierdista José Merino del Río se deshace en lisonjas a Hugo Chávez y escupe veneno contra quienes dentro y fuera de Venezuela se oponen a su gobierno y a su proyecto bolivariano, tildándolos de “difamadores profesionales”, “derecha globalizada” y “círculos de poder imperial y oligárquico”; implicando que son deshonestos y esbirros de “los amos del mundo”, y simplificando las opiniones contrarias al régimen como “campaña mediática internacional”, “miserables calumnias”, “campaña de acoso y derribo” y “campaña de odio”.
Añora la Guerra Fría. Cualquier parecido en estilo y contenido de la carta de Merino con un discurso de Fidel Castro o un editorial de Granma, o de TASS en la era Brezhnev, NO es mera coincidencia, pues el español añora los días de la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética era potencia mundial y a través de Cuba exportaba revoluciones a ultramar. Recordemos que la presencia de Merino en actividades del Alba y en reuniones con las FARC no ha sido invento de ninguna campaña mediática.
Al afirmar que “los venezolanos tienen hoy un mejor y mayor acceso a la justicia”, el diputado Merino maquilla el hecho de que Hugo Chávez ha amañado Constitución y las leyes a su favor y controla el Poder Judicial, y, al decir que “se han fortalecido las bases materiales del constitucionalismo y el ejercicio de la participación política”, pisotea los logros de la resistencia y lucha democrática de millones de venezolanos opositores, y omite decir que Chávez controla el Consejo Nacional Electoral y amordaza la prensa independiente con el chantaje de las expropiaciones.
Tampoco menciona las amenazas de Chávez de cortar las asignaciones presupuestarias de ley a las gobernaciones y alcaldías donde el bolivarismo perdiera las elecciones regionales, y de enviarles los tanques y arrestar a los candidatos que se atrevieran a ganarle, etiquetando de traidores tanto a éstos como a quienes votaran contra él.
Tal vez sería mejor que el señor Merino, quien evidentemente no se identifica con nuestra forma de vida y nuestro sistema democrático institucional, fuera pensando en emigrar a Venezuela.