En su último libro, Nexus, Yuval Noah Harari sostiene que existen tres aspectos que debemos saber sobre la inteligencia artificial (IA).
En primer lugar, es la primera herramienta en la historia de la humanidad que toma decisiones por sí misma. Por eso, no se parece en nada a ningún invento anterior. En segundo lugar, es la primera herramienta que crea ideas por sí misma. La prensa, la radio o la televisión transmiten ideas, pero no las crean. Lo tercero es que los humanos no somos muy buenos utilizando nuevas invenciones; cometemos errores, por lo cual necesitamos tiempo para aprender a usarlas.
En el caso de la IA, se convierte en algo muy delicado porque podría convertirse en el final de nuestra civilización, sostiene Harari. Mientras aprendemos a utilizarla de buena forma, la IA está aprendiendo a utilizarnos a nosotros, es decir, tenemos menos tiempo y menos margen para cometer errores.
Para entenderlo, el historiador nos invita a pensar en la forma cómo las redes sociales hallaron maneras de erosionar nuestra confianza en las instituciones democráticas, aún con una IA muy primitiva, a través de sus algoritmos, que capturan la atención de los usuarios y difunden desinformación.
La IA descubrió aspectos de nuestra naturaleza humana y los utiliza para destruir la confianza en las instituciones públicas. Tenemos la tecnología de comunicación más sofisticada de la historia, pero la gente, en su mayoría, no se pone de acuerdo en nada ni sostiene conversaciones significativas.
Harari enfatiza también que la IA es beneficiosa a través de aplicaciones en casi todos los campos y que no se trata de prohibirla, lo que de todos modos es imposible, sino de regularla.
¿Cuánto tiempo tenemos? Afirma que es difícil calcularlo. Hace diez años, nadie hablaba del tema. Aunque sabemos que está dando sus primeros pasos, también que está evolucionando muy rápido, por lo que nadie sabe cómo será la IA dentro de 10 años.
Para Harari, debemos enfocarnos en su desarrollo más que en su lanzamiento. Sin embargo, ambas cosas avanzan al ritmo de una carrera armamentista. Los desarrolladores saben que existen peligros en los resultados de su lanzamiento, pero ninguno quiere quedarse rezagado.
Por tanto, propone que establezcamos regulaciones similares a las de otras industrias. En la de medicamentos y procedimientos médicos, cuentan con protocolos de seguridad aprobados y en constante actualización. En el campo de la IA, que tendrá efectos en la salud mental, las comunicaciones, la economía y en casi todas las áreas del saber, no es posible que sigamos sin regulación y ni siquiera haya organismos reguladores.
El desarrollo y lanzamiento continúan en forma frenética, y atraen el talento que se forma en las universidades, mientras los gobiernos y los organismos internacionales, a los cuales les correspondería esta tarea, no han creado las estructuras que den respuestas adecuadas.
El autor de Nexus propone fijar porcentajes que los propios desarrolladores deban invertir para controlar la seguridad, de la misma forma como operan las regulaciones en otras actividades. Los desarrolladores sabrían que de no cumplir con los protocolos, sus productos no recibirán beneficios económicos.
De acuerdo con Harari, es imposible anticipar resultados indeseados de la IA, como no se pudo cuando esta fue parte del desarrollo de las redes sociales. Nos recuerda el ejemplo de Myanmar, en donde se levantaron voces de alarma por el efecto que estas estaban teniendo en contra de la población, pero no hubo respuesta de las corporaciones que las dominan, porque no había regulación establecida.
Lo esperable es que la regulación tenga la capacidad de reaccionar rápidamente cuando lo negativo se perciba y cambiar la situación actual, de la que una minoría está sacando provecho a costa del respeto por los derechos humanos, la salud mental y las distorsiones económicas que perjudican a la mayoría.
Solo un adecuado esquema de regulación universal permitiría el uso de la IA fuerte en lo positivo y controlar lo negativo. Es muy recomendable el libro de Noah Harari, ya que toca muchos otros aspectos relacionados con la IA, probablemente la tecnología más influyente en la humanidad.
El autor es economista y administrador.