
“Debemos crear condiciones óptimas que permitan a los jóvenes científicos desarrollarse sin barreras, con oportunidades reales para investigar y contribuir al progreso de la sociedad”, afirmó Angela Merkel al concluir su mandato como canciller de Alemania.
Estas palabras reflejan un principio básico para el desarrollo de cualquier nación: invertir en educación superior y formar nuevas generaciones de investigadores. En Costa Rica, esta visión debería inspirar la creación de una coalición sólida de todos los partidos políticos, que promueva la educación y la ciencia como pilares estratégicos.
Rodrigo Facio, exrector y pilar fundamental de la Universidad de Costa Rica (UCR), tras un breve viaje por Europa en busca de docentes, expresó que “la universidad es el espacio donde se forja la conciencia nacional y se impulsa el progreso mediante la investigación y la formación integral”.
Más tarde, Gil Chaverri Rodríguez afirmó que “la investigación científica en la universidad es pilar fundamental para comprender y proteger nuestro entorno, además de formar profesionales comprometidos con el desarrollo sostenible”.
A 85 años de su fundación, la UCR enfrenta el reto de ampliar su liderazgo. Un modo de fomentar la colaboración internacional es invitando a profesores en años sabáticos, para poner en marcha proyectos conjuntos, algo que elevará la calidad académica y científica de la institución.
Y es que las experiencias internacionales ofrecen valiosas lecciones. Lee Kuan Yew, fundador de Singapur, dijo: “La educación es la base de una nación fuerte y avanzada. Sin una fuerza laboral altamente calificada, no podemos competir globalmente”. Gracias a esta visión, Singapur se consolidó como un centro mundial de innovación y conocimiento.
Corea del Sur, tras la Guerra de Corea, apostó por la educación superior como motor de desarrollo social y tecnológico. Universidades como KAIST y POSTECH, en estrecha relación con la industria, fomentaron la investigación y apoyaron a jóvenes talentos, y así esa nación se volvio líder en innovación tecnológica.
Por su parte, Finlandia basa su sistema universitario en la equidad, la autonomía y la educación gratuita. Instituciones como la Universidad de Helsinki y la Universidad Aalto destacan por su calidad educativa y compromiso con la innovación social y tecnológica.
En Israel, universidades como el Technion y la Universidad Hebrea son motores de innovación aplicada. Sus vínculos estratégicos con la tecnología han consolidado al país como una “nación startup” con una alta tasa de creación de empresas innovadoras.
Estos ejemplos muestran que las universidades no solo enseñan, sino que son pilares esenciales de la innovación, la competitividad y el bienestar social.
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José Joaquín Chaverri Sievert es diplomático y periodista.