El número de casos y muertes por cáncer en Costa Rica va en aumento. Un informe reciente de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) señala que el cáncer ya es la principal causa de muertes prematuras (personas menores de 75 años) en el país y, para el año 2050, una de cada seis muertes prematuras será por cáncer. Esto no solo tiene un impacto muy importante en la mortalidad sino también en lo social y en lo económico.
Los periodos largos de tratamiento y el deterioro en la calidad de vida de las personas con cáncer aumentan el ausentismo laboral y las incapacidades, lo que impacta negativamente la productividad nacional. Actualmente, el cáncer provoca una disminución en la producción total anual del país estimada en ¢110.000 millones (fuente OCDE).
Más casos de cáncer también implican una carga mayor para el ya saturado sistema de salud, que deberá destinar más recursos humanos, de infraestructura y económicos para la atención de estos pacientes.
El envejecimiento de la población costarricense es un factor crucial para explicar el aumento en la incidencia de cáncer, ya que la mayoría de los diagnósticos se dan en personas mayores de 50 años. Para el año 2050, Costa Rica será el segundo país miembro de la OCDE con más casos de cáncer atribuidos al envejecimiento poblacional, lo que incrementará el costo per cápita para la atención del cáncer en un 119%.
Y es que cuanto más tiempo vivimos, más tiempo estamos expuestos a factores de riesgo de cáncer. Por eso, es fundamental la implementación de políticas públicas que procuren una niñez y adolescencia sanas, así como el envejecimiento saludable de las personas.
El país debe implementar políticas que mejoren la dieta de sus ciudadanos y disminuyan los índices de obesidad. Estos dos, junto con la ingesta de alcohol y el tabaquismo, son los factores que más contribuyen a explicar las tendencias crecientes en incidencia de cáncer en Costa Rica, según la OCDE.
A pesar de lo anterior, el Plan Nacional para el Control del Cáncer, la Política Nacional de Salud y la declaratoria de la obesidad como enfermedad crónica de importancia de salud pública, lanzados recientemente, no incluyen medidas dirigidas a reducir el consumo elevado de azúcar y grasas saturadas, pese a ser los principales factores obesogénicos.
El exceso de peso aumenta el riesgo de desarrollar 13 tipos de cáncer, entre ellos gástrico, colorrectal y de mama, que, junto al de próstata, son los más incidentes y mortales en Costa Rica. Lo más preocupante es que la incidencia de cánceres relacionados con el exceso de peso van en franco aumento en el país.
Dichas tendencias van de la mano con el crecimiento en los índices de sobrepeso y obesidad. Actualmente, más del 65% de la población costarricense presenta sobrepeso u obesidad y se proyecta que, en los próximos 35 años, el porcentaje aumente a un 94%.
En el caso de los niños y adolescentes de 5 a 19 años, la prevalencia de obesidad supera el 30%. Esto es particularmente alarmante, porque el exceso de peso a edad temprana aumenta el riesgo de morir por cáncer prematuramente. En general, la exposición temprana a factores de riesgo de cáncer puede acortar la edad de aparición de este, lo que explica por qué el cáncer de aparición temprana está aumentando a nivel global, siendo el exceso de peso un factor contundentemente asociado con este fenómeno.
Por lo anteriormente expuesto, es necesario adoptar medidas poblacionales de forma pronta y decidida, en aras de minimizar la exposición a alimentos obesogénicos, especialmente en niños y adolescentes (los adultos del futuro).
Se debe trabajar en la elaboración de programas que contemplen múltiples acciones. Una de las estrategias son las medidas taxativas en alimentos y bebidas con exceso de azúcares y grasas saturadas y, en paralelo, el subsidio de los alimentos con bajos contenidos en nutrientes obesogénicos. Otras intervenciones son la regulación de la publicidad y el etiquetado frontal de productos, pues es una forma sencilla y comprensible de resumir la información nutricional e incentivar un consumo de alimentos saludables. Finalmente, un aspecto que no se debe dejar de lado es la educación nutricional.

Experiencias eficaces
Todas estas estrategias son parte de planes de promoción de la salud ya implementados en varios países, y han demostrado ser eficaces. Un ejemplo de intervención taxativa es la “Ley de comida chatarra” de Colombia, que grava hasta con un 20% ciertos productos ultraprocesados con altos contenidos de azúcares y grasas saturadas. Y es que la evidencia científica indica que los alimentos ultraprocesados aumentan el riesgo de cáncer. Dicha ley también contempla el etiquetado frontal de productos alimentarios, tal como se ha hecho en Perú, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Brasil y Argentina.
Otro ejemplo es el Programa de Prevención de la Obesidad de Chile, que, entre sus múltiples medidas, regula la publicidad de alimentos con altos contenidos calóricos, siendo especialmente estricto cuando esta se dirige a los niños. El plan chileno también prohíbe la venta de comidas hipercalóricas en centros de preescolar, primaria y secundaria. En este mismo programa, se implementó el etiquetado frontal, cuya eficacia fue recientemente demostrada (PLoS Medicine 2024; 21: e1004463).
Un caso de intervención educativa ocurre en Japón, la nación desarrollada con el índice de obesidad más bajo del mundo. El plan país para mantener a raya el sobrepeso, llamado “Salud Japón 21″, incluye varias leyes, entre las que destaca la ley Shuku Iku. Shuku hace referencia al comer; Iku, a la educación intelectual.
Dicha ley contempla, entre otras medidas, la educación nutricional como una asignatura más de la malla curricular, la cual es impartida desde preescolar hasta la secundaria por profesionales en Nutrición.
El alarmante incremento en la incidencia y mortalidad por cáncer en Costa Rica exige la adopción inmediata de políticas públicas integrales de prevención del cáncer. Reducir el consumo excesivo de alimentos obesogénicos, promover estilos saludables e implementar la educación nutricional desde la infancia es invertir en salud. El impacto social, económico y sanitario que tiene el cáncer para el país es muy alto como para no hacer nada.
WARNER.ALPIZAR@ucr.ac.cr
Warner Alpízar Alpízar es profesor catedrático experto en biología tumoral en la Universidad de Costa Rica (UCR). Luis Bermúdez Guzmán es doctorando en Ciencias Médicas en la Universidad de Cambridge; labora en la Unidad de Investigación Aplicada del Centro Oncológico Costarricense.