Un análisis histórico muestra que la gran mayoría de las pandemias tienen relación con las guerras, las deficiencias sanitarias y el agua.
En 1852 John Snow observó que el agua de un pozo en Golden Square, Londres, era el origen de la transmisión de un “veneno mórbido”; luego, el italiano Filippo Pacini, en 1854, descubrió la causa del cólera.
Tres década más tarde Robert Koch aisló la bacteria Vibrio cholerae, causante de la mortal enfermedad, y se determinó la relevancia del suministro de agua potable para la prevención.
Después de cada pandemia, independientemente de cuán grave sea la crisis, siempre se abre una ventana de oportunidades para construir un mundo mejor.
Actualmente, estamos sumidos en una especie de película de ciencia ficción, causada por un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, el cual produce la enfermedad covid-19 (acrónimo de coronavirus disease).
Respuestas distintas. El dolor y la muerte echaron raíces en estos meses. Las respuestas entre países son contradictorias. Algunas democracias plenas no han podido responder como sus ciudadanos esperan y, más bien, han agravado la situación.
Otros, por los cuales nadie iba a apostar como capaces de dar una buena pelea contra la pandemia lo lograron al principio, pero el repunte de la enfermedad también los está llevando a extremos inimaginados.
Mientras tanto, animales silvestres y salvajes invaden calles de renombradas ciudades, incluso en Costa Rica. Vemos con agrado manatíes, delfines rosados de río y jaguares en el Atlántico, todo esto debido a que los animales saben que la madre tierra nos envía un mensaje profundo de lo mal que manejamos el equilibrio con las otras especies.
Mientras buscamos un retorno a la “normalidad”, la cual parece estar muy lejos, la naturaleza abre una “ventana a un nuevo mundo”. Estará en nosotros aprovecharla o cerrarla.
Lógicamente, está también en nuestros espíritus, no en el ego, el aprendizaje del profundo mensaje natural para reinventarnos y revertir la sexta extinción de las especies en curso.
“Podemos elegir atravesarla arrastrando los cadáveres de nuestros prejuicios y odios, nuestra avaricia, nuestros bancos de datos e ideas muertas, nuestros ríos muertos y cielos humeantes detrás de nosotros. O caminar ligeros, con poco equipaje, listos para imaginar otro mundo, y listos para luchar por él”, es el mensaje de la ambientalista Arundhati Roy.
El autor es salubrista público.