Como parte de la Asociación Pro Desarrollo Saludable de la Adolescencia, expreso mi apoyo a los diputados que realizaron la consulta facultativa en relación con el proyecto de ley N.° 21663, denominado Ley para el patrocinio del deporte nacional.
La propuesta va en contra de la evidencia científica y los acuerdos internacionales firmados por el país.
Como médico pediatra y actual presidente de la Asociación, fui, junto con un equipo de profesionales interdisciplinarios, fundador de la Clínica de Adolescentes del Hospital Nacional de Niños y director durante 30 años.
Durante nuestras actividades no solo palpamos el efecto negativo del alcohol en los adolescentes, también llevamos a cabo investigaciones que muestran el problema del consumo por esta población.
Las investigaciones las resumiría así: el alcohol es la principal droga ingerida por nuestros adolescentes. El 52% de los escolarizados llegan a consumirlo y el 25% se embriaga. La edad de inicio se ubica entre los 12 y los 13 años. La situación es peor en los muchachos no escolarizados.
Es de preverse que un proyecto como el N.° 21663, sin la menor duda, influirá de manera negativa en el consumo de alcohol.
La Estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol, adoptada por consenso por los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 2010, así como la Estrategia de la Organización Panamericana de la Salud para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles, del 2011, incluyen recomendaciones para la restricción de horarios, días, locales y densidad de los puntos de venta.
«Los menores de edad que van a los estadios con sus padres también estarían expuestos a la promoción del consumo del alcohol como parte del entretenimiento, lo que no es deseable porque tiende a normalizar el consumo (…). La disponibilidad para la venta es también considerada una forma de mercadeo del alcohol», señala la OMS.
Técnicas sofisticadas
El alcohol se comercializa mediante técnicas publicitarias y de promoción cada vez más sofisticadas, por ejemplo, la vinculación de marcas de licor a actividades deportivas y culturales, el patrocinio y la colocación de productos y nuevos medios de enviar información, tales como los correos electrónicos, los SMS, los pódcast y las redes sociales.
La transmisión de los mensajes sobre el consumo de alcohol va más allá de fronteras y jurisdicciones nacionales por medios como la televisión por satélite y la Internet.
El patrocinio de actividades deportivas y culturales es motivo de gran preocupación en otros países, indica la OMS sobre el mercadeo de bebidas alcohólicas.
Existe certeza científica de que una de las poblaciones más afectadas por el mercadeo, la publicidad y el patrocinio de este tipo de bebidas son los adolescentes.
El fútbol es el deporte preferido de los jóvenes en América Latina y Costa Rica ha sido ejemplo para otros países con respecto a impedir la publicidad en este.
El hecho de que muchos países sí la permitan no significa que los costarricenses estemos equivoquemos. Todo lo contrario, hemos defendido el interés superior de los menores de edad.
Etapa vulnerable
El cerebro humano completa su maduración alrededor de los 25 años de edad y la última área cerebral en alcanzarla es la corteza prefrontal, relacionada con funciones ejecutivas que facilitan la capacidad de prevención de las consecuencias de los actos, la planificación, un mejor autocontrol de los impulsos, la resolución de problemas, la toma de decisiones y estructurarse en un ambiente cambiante, predecirlo e incluso manipularlo eficazmente.
Someter y exponer a adolescentes a la propaganda del alcohol, mediado por el deporte, es aprovechar la etapa de la vida de mayor vulnerabilidad e inmadurez, cuando el individuo es más propenso a caer en el alcoholismo.
Si los adolescentes ya están sometidos a estresores significativos, aumentados por la covid-19, este proyecto viene a ser un elemento más que atenta contra la salud mental de ellos.
El autor es médico pediatra.