El 6 de febrero de 1998, van a ser veinte años, luego de haber ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño, en 1990, la Asamblea Legislativa aprobó el Código de la Niñez y la Adolescencia como parte del proceso de adecuación de la legislación nacional a esta Convención.
El Código marcó una notable diferencia, tanto doctrinaria como práctica, pues implicaba el paso de una visión conocida como la de situación irregular a una nueva concepción centrada en la titularidad de derechos, denominada protección integral.
¿Qué significó este cambio de visión? Se trató, esencialmente, del reconocimiento jurídico de que los menores de edad son también sujetos plenas de derechos, algo que posiblemente hoy se vea como una obviedad, pero en el pasado relativamente reciente no era así.
En la anterior doctrina de situación irregular, cuya influencia todavía está presente en la forma como se siguen atendiendo muchos asuntos relacionados con los niños y los adolescentes, se asumía que el adulto tenía derecho a tomar las decisiones por el menor de edad, a quien no se concedía ningún derecho realmente, puesto que su condición etaria era concebida como inhibitoria.
Aportes del Código. El Código representó un cambio de visión en todos los ámbitos donde se desenvuelven los menores de edad, pues ya no se les podía seguir concibiendo como pseudociudadanos, sino que era una obligación reconocerles sus derechos. Un cambio notorio fue, por ejemplo, en lo relacionado con el embarazo adolescente. Antes era “natural” la expulsión de la estudiante embarazada del sistema educativo, mientras que hoy se comprende que tal condición no la despoja del derecho a la educación.
Contrario a lo que suele decirse, que el enfoque solo reconoce derechos, el Código sí incluye responsabilidades. Por ejemplo, el derecho a la educación conlleva el deber de estudiar, el derecho a la salud necesita la responsabilidad de cuidarla, el derecho al honor implica respetar el de otros, o el derecho al libre tránsito implica no obstaculizar el paso a otras personas.
¿Qué retos enfrenta el Código? Aunque los cambios doctrinarios han tenido implicaciones en la forma como se trata a los menores de edad, todavía existen deudas en el cumplimiento pleno de sus derechos.
Cerca de la mitad de la población continúa creyendo que el castigo físico es un método válido y eficaz de crianza, aproximadamente uno de cada cuatro menores de edad continúa viviendo en situación de pobreza, cerca de la mitad de adolescentes no termina la educación secundaria, menos de una tercera parte continúa en la universitaria y la calidad de la educación sigue siendo deficitaria para la mayoría de ellos.
Además, el Sistema Nacional de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia, que crea el capítulo cuarto del Código, es desconocido para la amplia mayoría de la población y presenta graves debilidades locales, regionales y nacionales, según lo mostró un estudio del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia de la UNA, en el 2015, las cuales le impiden cumplir adecuadamente su objetivo de garantizar todos los derechos a todos los menores de edad.
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Respuesta a los retos. Si bien es cierto el Código fue, y es un gran avance en materia de derechos para los menores de edad, todavía hace falta avanzar mucho en la consolidación de los mecanismos necesarios para convertir tales derechos en una realidad palpable para la totalidad de niños y adolescentes.
Para lograr este objetivo esencial del desarrollo nacional, es primordial que se valore una reforma integral al capítulo cuarto del Código, que venga a consolidar el Sistema Nacional de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia en todos sus niveles, atendiendo, además, a la Observación 19 del Comité de Derechos del Niño del 2016, que pretende contribuir a la comprensión del artículo 4 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que obliga a los Estados parte a adoptar todas las medidas administrativas, legislativas y de otra índole para dar efectividad a estos derechos.
El autor es académico del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina) de la UNA.