Ante recientes publicaciones en este medio, en las que se afirma que no existe evidencia científica que respalde el uso medicinal del cannabis, deseamos aclarar y corregir algunos puntos en nombre de la ciencia, la salud pública y los avances regulatorios logrados en Costa Rica.
Primero, es incorrecto afirmar que el uso del cannabis medicinal carece de respaldo científico. Existen medicamentos cannabinoides aprobados por agencias de referencia mundial como la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.), que han pasado por rigurosos ensayos clínicos y están indicados para condiciones específicas. Entre ellos se encuentran:
- Dronabinol y Nabilone, cannabinoides sintéticos utilizados para tratar náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia en pacientes con cáncer y para estimular el apetito en personas con VIH/SIDA.
- Epidiolex, un medicamento a base de CBD natural, aprobado para tratar convulsiones asociadas a los síndromes de Lennox-Gastaut, Dravet y esclerosis tuberosa.
Estas aprobaciones no son producto de “evidencia anecdótica”, sino del cumplimiento de estándares científicos rigurosos. A esto se suma una creciente literatura científica que respalda el uso de cannabinoides, especialmente el CBD, en el tratamiento de dolores neuropáticos, ansiedad, insomnio e inflamación crónica, entre otras condiciones. Plataformas como PubMed contienen cientos de estudios revisados por pares que abordan los mecanismos de acción, efectividad y seguridad del cannabis medicinal.
Conforme más países han legalizado su uso medicinal, se ha incentivado la inversión en investigación clínica, y ha aumentado exponencialmente la calidad y cantidad de publicaciones científicas sobre las cualidades terapéuticas del cannabis. Los productos derivados del cáñamo, ricos en CBD y bajos en THC, no presentan efectos psicotrópicos ni crean dependencia. Además, han demostrado tener mínimos efectos adversos en comparación con medicamentos como los opioides, cuya prescripción masiva ha causado crisis de salud pública por sobredosis y dependencia.
Nos preocupa que, en lugar de profundizar en la evidencia existente, algunos profesionales de la salud en nuestro país prefieran emitir opiniones desinformadas basadas en prejuicios. Esto no solo desinforma, sino que perpetúa el estigma alrededor de una planta que ha demostrado un gran potencial terapéutico. La formación académica debe ir acompañada de una apertura al conocimiento actualizado, sobre todo cuando se trata del bienestar de los pacientes.
En cuanto a la situación en Costa Rica, desde marzo de 2022 está en vigencia la Ley N.º 10113: Ley del cannabis para uso medicinal y terapéutico y del cáñamo para uso alimentario e industrial, la cual reconoce explícitamente su uso con fines médicos. Esta ley fue respaldada por criterios técnicos de instituciones como el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Salud, y la Caja Costarricense de Seguro Social.
Negar estos avances y minimizar su utilidad terapéutica es desconocer no solo la evidencia científica existente, sino también el marco legal vigente y el derecho de los pacientes a acceder a terapias alternativas seguras y eficaces.
Desde BIOCR, una de las primeras empresas en Costa Rica que cultiva, procesa y comercializa legalmente cáñamo y sus derivados, reafirmamos nuestro compromiso con la calidad, la ética y la investigación.
Silvana Alvarenga Venutolo es bióloga y empresaria. Funge como gerenta de BIOCR.
Hernán Alonso Jiménez Alvarenga es ingeniero químico. Se desempeña como CEO de BIOCR.
