De niña, soñaba con ser astronauta. Ver a Sandra Cauffman, ingeniera costarricense de la NASA, abrirse paso en un mundo dominado por hombres, me hizo creer que, aunque pareciera un sueño, se podía llegar a las estrellas. Con el tiempo, comprendí que el entorno en el que nos desarrollamos juega un papel clave en nuestro crecimiento personal y profesional.
Hoy, soy técnica en mantenimiento correctivo y entrenadora de personal, un puesto que podría considerarse exclusivo para hombres. En este momento de mi vida, sigo derribando mitos y mirando al cielo con la misma determinación y convicción de que puedo lograr cuanto me proponga.
A pesar de las barreras que aún persisten, cada vez más mujeres demostramos que somos capaces de desempeñarnos en cualquier puesto laboral. Para mí, no tiene nada de extraordinario que una mujer suba una escalera, use un martillo o maneje un alicate; sin embargo, la realidad es que la sociedad aún nos pone muchas trabas.
Son muchos los factores que influyen en esta realidad, pero el entorno es el más determinante. Para impulsar un cambio significativo, necesitamos empresas que creen espacios laborales donde se apoye a las mujeres y se promueva su crecimiento personal y profesional. Comencé mi carrera como técnica preventiva de mantenimiento en McDonald’s. Hoy soy una de las dos mujeres que ha alcanzado el puesto de técnica correctivo de equipos para el departamento de Mantenimiento, especializada en máquinas de helado para la compañía en el país y la primera encargada de entrenar a los nuevos compañeros del departamento.
La empresa vio en mí a una persona activa y resiliente, apostó por mi talento, escuchó mis propuestas para mejorar los procesos y creó el puesto que hoy desempeño. Esto ha impulsado mi empoderamiento, proactividad y creatividad.
Me enorgullece e inspira que, al menos en la empresa donde laboro, sí es una realidad que la mitad de quienes toman decisiones en las unidades de negocio son mujeres.
Generar conciencia, crear espacios de diálogo sobre estos temas e identificar los obstáculos que limitan el desarrollo profesional de las mujeres y la implementación de políticas que impulsen cambios en tal dirección, es esencial para avanzar hacia la equidad.
Igualmente crucial es la capacitación continua. Las oportunidades de aprendizaje y especialización permiten que las mujeres, sobre todo en áreas técnicas, avancen sin restricciones.
He aprendido que cuando un entorno permite que las mujeres sueñen en grande, también les da las herramientas para convertir esos sueños en proyectos concretos. Cada capacitación que imparto, cada problema que resuelvo, cada vez que una colega me dice que quiere seguir creciendo, siento una pequeña victoria. Y esas pequeñas victorias son las que construyen un futuro más equitativo.
