Imaginemos una Costa Rica de un año al otro. Es como ver crecer a un hijo: a veces no notamos los cambios en el día a día, pero suceden. Y así como soñamos en la persona en que queremos que se conviertan nuestros hijos –no solo en lo profesional, sino también en valores–, todos tenemos una imagen del país que anhelamos. Probablemente, compartimos muchos de esos sueños.
Lo cierto es que así como hoy habitamos la Costa Rica que otros imaginaron décadas atrás, ahora nos toca a nosotros pensar y construir la que viene.
Pero imaginar no basta. Y para actuar, necesitamos ponernos de acuerdo. Dejar atrás la mezquindad, trascender la politiquería y volver a hablar del país con seriedad: sin cinismo y sin miedo. Porque las decisiones que tomamos nos afectan a todos –y, sobre todo, la inacción la pagan quienes menos tienen–. También debemos tener el coraje de reconocer qué parte de ese pasado no queremos repetir, qué sueños de ayer ya no nos sirven y qué país sí queremos dejar a los que vienen.
Mientras tanto, el debate nacional sigue atrapado en lo superficial. Unos aplauden y muchos critican sin proponer. Pocos hablan de lo esencial: el desarrollo. Cómo educamos, cómo cuidamos la salud, cómo construimos ciudades dignas, cómo innovamos, cómo nos protegemos y cómo nos conectamos con el mundo.
El reto no es técnico, es político y ciudadano. Por eso, propongo que en este año preelectoral la conversación gire en torno a cuatro pilares estratégicos y de alta urgencia (claro está que hay muchos más temas relevantes), entendiendo que no se trata de un gobierno ni de una ideología, sino de una responsabilidad compartida: todos estamos en el mismo barco.
1. Capital humano: educación y salud como prioridad
Educación: Nuestra juventud sigue rezagada en lectura, matemáticas y habilidades digitales. Perdimos el rumbo y la situación hasta se ha calificado como pobreza educativa. Hay un problema de liderazgo y visión. Necesitamos reenfocar el sistema en la excelencia docente, la innovación pedagógica y las habilidades para un mundo cambiante. Corea del Sur lo logró al hacer de la educación una causa nacional, ¿por qué nosotros no?
Salud: La Caja es uno de nuestros mayores orgullos, pero está en crisis. Las listas de espera, la saturación y la falta de acceso oportuno nos están llevando a los servicios privados por necesidad. Fortalecer la CCSS implica apostar por prevención, tecnología, atención primaria comunitaria y modelos más eficientes –como la concesión de Ebáis, que ha funcionado bien en varios casos–. Tenemos talento y experiencia local para hacerlo. Barcelona es un referente, ¿por qué nosotros no?
2. Ciudades y territorio: sostenibilidad e infraestructura con propósito
Ciudades humanas: El cambio climático ya nos afecta: sequías en Guanacaste, contaminación en el Valle Central. Y seguimos construyendo ciudades para carros, no para personas. Necesitamos planificar con visión de futuro: movilidad sostenible (¡esto es emergencia nacional!), espacios públicos accesibles y resiliencia climática. Ciudades como Copenhague lo han logrado. San José también puede.
Infraestructura: No basta con construir. Hay que conectar. Requerimos carreteras, trenes y puertos, sí, pero con planificación y visión de desarrollo regional. Que proyectos como el tren eléctrico o la ampliación de rutas no sean promesas eternas. Planear infraestructura es pensar en crecimiento, equidad y sostenibilidad. No podemos seguir improvisando. Veamos a Singapur como referencia.
3. Innovación y economía del futuro: competir con inteligencia
Ciudades inteligentes: En el mundo digital, el desarrollo será de quienes integren tecnología en su cotidianeidad. Ámsterdam ha reducido traslados, mejorado transporte público y electrificado sus vehículos. ¿Qué nos detiene?
Pymes y alianzas globales: Más del 85% del empleo nacional proviene de empresas que no están en zonas francas. Es momento de acompañarlas, abrir mercados, promover la internacionalización y apoyar su crecimiento. Colombia y Chile ya lo hacen con programas que facilitan exportaciones y transferencia tecnológica. Las pymes deben ser protagonistas del comercio global. En Costa Rica también tenemos buenos programas, potenciémoslos.
4. Cohesión social: seguridad y equidad con sentido humano
Seguridad preventiva: La seguridad no se logra solo con más policía. Ciudades como Zúrich han demostrado que la inclusión, educación y oportunidades reducen la criminalidad. Necesitamos cultura, deporte, empleo y formación técnica. Seguridad también es equidad. No hay duda de que hay que fortalecer el sistema judicial, tal vez repensarlo; pero si no abordamos las causas, seguiremos apagando fuegos sin frenar el incendio.
Un llamado a reencontrarnos
Costa Rica no cambia de un día a otro, pero sí cambia. Como los hijos, que crecen con amor, guía y límites, un país necesita dirección, valores y propósito. Que este año electoral no sea de trincheras ni de polarización, sino una oportunidad para reencontrarnos.
Tenemos los ingredientes para ser un modelo: paz, talento, instituciones. Nos falta voluntad: de conversar, de ceder, de construir puentes. El futuro no es del gobierno ni de la oposición. Es de todos y todas. Y empieza por hablar de lo que sí importa.
Que podamos mirar hacia atrás algún día y sentir orgullo. Que, al ver crecer a Costa Rica, como a un hijo que madura, sintamos que hicimos lo que nos tocaba.
Federico Baltodano es ingeniero civil y director en Portafolio Inmobiliario.
