La urgente necesidad de resolver problemas cada vez más complejos y enfrentar realidades frágiles parece estar impulsando cambios dramáticos en la gestión organizacional. Se derriban los silos funcionales y estilos de liderazgo mesiánicos que la caracterizaron durante siglos.
Ningún líder puede ir más allá del poder de su equipo. Ningún presidente puede poner en práctica su plan de gobierno y sus intenciones de bienestar sin las capacidades de su gabinete, reflejadas tanto en las competencias de cada ministro como en la sinergia grupal.
El paso del líder a la esencia del liderazgo en el empoderamiento del equipo marca la gestión moderna, es la única vía razonable. La designación del gabinete es el punto neurálgico para garantizar respuestas a desafíos monumentales.
Centrarse en el poder de una persona es el epicentro del fracaso. Un modelo que nos lleva a votar por una persona para liderar el país, más que por un grupo con las capacidades correctas, no conduce al progreso.
El gabinete tendrá el poder de tomar decisiones técnicas que impactarán nuestras vidas. ¿Por qué no tener un espacio ciudadano para conocer las ideas y los perfiles de quienes serán eventualmente responsables de los aspectos más críticos del país: salud, educación, economía, seguridad? ¿Por qué no hacer la prueba de ácido a quienes posiblemente tengan el futuro técnico en sus manos?
Engranaje de partes diversas
En este momento y regidos por la Constitución Política, los requisitos para desempeñarse como ministro o ministra son básicos, reducidos a ser ciudadano en ejercicio, del estado seglar y haber cumplido veinticinco años de edad.
El presidente o la presidenta es responsable del nombramiento del gabinete, un equipo de cerca de 25 ministros y ministras, tres meses posteriores a su designación.
Una titánica tarea, sobre todo, en momentos cuando el talento y el futuro de la totalidad de los sistemas sociales se están reconfigurando. Garantizar un gabinete sólido es el punto culminante después del furor electoral.
Mejores prácticas, una guía para el futuro gobierno
El gobierno del Reino Unido sirve de referencia en este sentido. Principalmente, su iniciativa de trabajar por un gabinete más eficiente impulsa programas de liderazgo y gestión del talento, incluida su compensación.
El modelo que opera en el Centro Nacional de Liderazgo se enfoca en tres ejes: que las personas adecuadas trabajen en los lugares correctos con los incentivos correctos. Desempeño: modernizar la operación del gobierno, tener una visión clara de las prioridades y ser objetivos en la evaluación de lo que funciona y lo que no. Asociación: fortalecer el vínculo entre ministros y funcionarios, siempre operando como un solo equipo, desde la política hasta la ejecución, y entre el gobierno central y las instituciones externas.
Ese programa para desarrollar ministros más eficientes incluye mejores prácticas para formar líderes capaces de dar respuesta a problemas del más alto nivel estratégico. Las acciones se centran en acciones de mentoría, plataformas de intercambio de ideas y evaluación de su desempeño con transparencia y divulgación.
Dentro de las acciones adicionales se busca poner en práctica una mejor rendición de cuentas y el pago basado en la capacidad.
El poder del gabinete en el próximo gobierno será trascendental, es urgente garantizar su fortaleza técnica, sus habilidades blandas capaces de trabajar sólidamente en equipos, impulsar la redarquía o gestión en redes, para restablecer e iluminar el país luego de tantos históricos y prolongados apagones.
La autora es consultora en transformación organizacional.