
Un equipo interinstitucional financiado por la Agencia Costarricense de Investigaciones Biomédicas –Fundación Inciensa–, liderado por Juan C. Vanegas y otros diez colaboradores, desarrollaron el estudio titulado Epidemiología descriptiva del cáncer gástrico en Costa Rica de 1990 a 2022 y proyección de muertes al 2050: un estudio de base poblacional.
Esta importante investigación fue publicada en julio de 2025 en la revista The Lancet Salud Regional-Américas. El objetivo del estudio fue analizar la incidencia, mortalidad y distribución geográfica del cáncer gástrico en Costa Rica en el citado periodo de 32 años y hacer proyecciones de muertes al año 2050.
Los resultados obtenidos por los especialistas revelan disminuciones en las tasas de mortalidad por 100.000 habitantes en hombres (se pasó de 346 a 303 muertes por 100.000 habitantes). En mujeres, la tasa subió de 177 a 196 muertes por 100.000 habitantes.
La relación entre hombres y mujeres es prácticamente de dos a uno. De 1990 a 2022, la mortalidad ha disminuido cerca de 4%; sin embargo, el descenso no ha sido homogéneo.
En el periodo de estudio, se presentaron 23.381 casos nuevos y 20.216 muertes por cáncer gástrico, para una mortalidad de 86,5%. La tasa promedio fue de 14 por 100.000 habitantes.
Los 10 cantones con mayor mortalidad fueron: Dota (25,5), Acosta (25,3), León Cortés (24,5), Puriscal (23,1), Alvarado (20,6), Jiménez (20,2) Hojancha (20,0), El Guarco (19,7), Cartago (19,5) y Pérez Zeledón (19,6).
Al igual que muchos tumores malignos, la etiología es multicausal, pero en el caso del cáncer gástrico, histológicamente se divide, en términos, generales, en difuso con factores de riesgo genéticos e intestinal, vinculado a factores ambientales.
En el caso de Costa Rica, no están claras las razones por las cuales se ha estado dando este descenso; empero, el doctor Ferraro –uno de los autores– lanzó una hipótesis de trabajo o estudio relacionada con la disminución de la incidencia de la bacteria patógena Helicobacter pylori, la cual ha sido vinculada directamente con el desarrollo de gastritis crónica y cáncer gástrico.
Esta bacteria se puede transmitir por alimentos y agua contaminada, razón por lo cual las mejoras de las condiciones sanitarias, mediante el acceso a agua potable de calidad, con tratamiento o desinfección, ha disminuido la prevalencia del mencionado patógeno.
Me apropio de esta hipótesis para hablar desde mi experiencia de más de 45 años en el Laboratorio Nacional de Aguas, donde, en 1990, implementamos la “Estrategia nacional para mejorar los servicios de agua potable”, mediante acciones simples como la formación de equipos de trabajo para velar por la calidad del agua junto a las direcciones regionales de Acueductos y Alcantarillados (AyA). En 1991, se dio la creación del “Código de colores” para medir los avances en la calidad microbiológica del agua.
También estuve involucrado en la decisión de implementar informes anuales de cobertura y calidad del agua para consumo y saneamiento en Costa Rica (1991) y en la creación de los programas ambientales Bandera Azul Ecológica y Sello de Calidad Sanitaria (1996 y 2002, respectivamente).
En 1997, el Laboratorio Central del AyA fue designado como Laboratorio Nacional de Aguas en 1997 y esto, sumado a otros programas, permitió aumentar la cobertura de agua potable en el país: se pasó de 50% a 90% entre 1991 y 2022, lo cual concuerda con la disminución del cáncer gástrico en Costa Rica.
Esto se confirma con el hecho de que al menos el 90% de los 10 cantones con menos cáncer gástrico tenían acceso a agua potable, mientras que en el 80% de los cantones con mayor incidencia de esta enfermedad no se contaba con este servicio. Sobra decir que lo recomendable es aumentar las condiciones sanitarias, ampliando el alcance de la “vacuna social” del agua potable.
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Darner Adrián Mora Alvarado es salubrista público.