Como costarricense y habitante del territorio que hemos bautizado como la GAM (Gran Área Metropolitana), siento un dolor muy grande al leer en la primera página del periódico La Nación del 11 de mayo pasado, como principal titular: “Escasez de agua empuja a miles de hogares a una odisea”. Les voy a contar por qué siento tristeza.
En tiempos de don Mario Echandi Jiménez, en el año1961, el Valle Central de aquel tiempo afrontaba una gran crisis de agua y don Mario, con mentalidad de estadista, promulga la Ley N.° 2726 donde crea la institución de Acueductos y Alcantarillados. Dicha ley tiene muy claros los objetivos donde, además de cubrir todo lo relacionado con el agua potable, también le asigna la dirección del manejo de las aguas negras (acueductos y alcantarillados).
Esa gran institución es el AyA, a la que dotó de recursos de todo tipo, tanto financieros como de personal, la cual cumplió un papel ejemplar, al punto de que puso el agua en todos los recónditos del país. Es un hecho que AyA nunca pudo ejercer el control de las aguas negras y saneamiento a plenitud que también le encomendó la Ley N.° 2726.
Una institución deteriorada. Como sucede en las instituciones gubernamentales descentralizadas de Costa Rica, en donde se nombran las presidencias ejecutivas y juntas directivas por lo general con un tinte político y jamás curricular, las instituciones pierden el rol para el cual fueron creadas.
La pérdida de la planificación y el deterioro de los objetivos institucionales asignados por ley fueron el común denominador de los males endémicos que encontré en la tres instituciones que me correspondió intervenir en dos gobiernos, la primera en tiempos de don Luis Alberto Monge cuando a la cabeza del Ing. Alberto Fait nos correspondió abordar de emergencia a un AyA sin agua y sin dinero para pagar planillas.
El AyA estaba quebrado y gracias a los funcionarios buenos y eficientes, que sobran en todas la instituciones públicas, logramos enrumbar el barco que había perdido su brújula: los trámites eran ineficientes y complicados, no se facturaba, sin obras a corto, mediano y largo plazo, cero planificación, gran cantidad de fugas de agua, etc. .
Intervención de Japdeva y el INVU. Las otras dos instituciones en las que me correspondió ser el interventor director fue en tiempos de don Óscar Arias: Japdeva y el INVU. Las dos instituciones habiendo tenido cambios políticos en su cúspide y con otra sarta de debilidades acumuladas con el tiempo, perdieron sus objetivos y la razón de ser. Japdeva con una meta clara de brindar un servicio portuario eficiente y barato y con la cruz en sus espaldas de un recargo del desarrollo de la vertiente atlántica y, por otra parte, el INVU, institución que nació para darle vivienda a la gente de pocos recursos y de velar por un buen desarrollo urbano y declararle la guerra al tugurio, lo dejaron sin presupuesto y ahora tenemos una institución muy debilitada. Las dos instituciones luego de la intervención quedaron remozadas y con programas a corto, mediano y largo plazo y con un superlativo fortalecimiento de las dependencias de planificación.
Lentitud en planificación. En el gobierno de don Luis Alberto Monge, se tuvo que intervenir el AyA pues ya había faltantes de agua, la parte financiera estaba en el suelo y se había perdido la planificación a mediano y largo plazo, sin contar la frustración y desmotivación del personal. Nos correspondió en esa oportunidad impulsar la terminación del famoso Proyecto Orosi, que en términos muy simples consiste en desviar un metro punto ocho cúbicos por segundo del embalse del Llano, que está bajo la autoridad del ICE, y en lugar de convertir el agua en turbinada, se conduce a las plantas de tratamiento en Cartago y Tres Ríos para convertir el agua en agua potable para el consumo humano en el Valle Central.
El AyA hace rato debería tener otras inyecciones de agua potable para la GAM. Vamos muy lentos en esa planificación agresiva que se requiere en todo Costa Rica. Tenemos que invertir en planificación a como dé lugar.
Recientemente se iniciaron los estudios de la segunda etapa del embalse del Llano, proyecto que incrementará el caudal de agua proveniente de dicho embalse. Si actualmente el caudal proveniente del embalse del Llano es de 1,8 metros cúbicos por segundo, en un futuro, pero a tres años plazo (mientras se desarrollan los preestudios, ejecución de planos, licitación, apelaciones odiosas y construcción) el caudal, gracias a la colaboración institucional del ICE, se convertirá en casi tres metros cúbicos por segundo.
Grandes reservorios. Debemos tener presente que el consumo promedio humano para el Valle Central es de 250 litros por persona por día. Con una inyección de un metro cúbico por segundo adicional tendríamos agua para tres millones de personas con lo que se cubre el déficit, se liberan las aguas subterráneas ilegítimamente congeladas de las montañas de Heredia y se cubre el crecimiento poblacional de 20 años plazo o más.
El AyA en forma agresiva debió haber incursionado también construyendo grandes reservorios para traer agua de la vertiente Atlántica al Valle Central, que aunque el recorrido parezca largo, es una zona que está ahí nomás, después del cerro Zurquí. En la zona del Zurquí para dentro, la precipitación pluvial es excesiva en los meses de mayor sequía en la GAM, como es en el mes de abril, mayo y junio.Es, por estas razones, que menciono en este artículo que podemos concluir que el AGUA SOBRA EN COSTA RICA y no es justo que por malas o tardías planificaciones y prevenciones de las instituciones se den estos descalabros con el agravante que quien sufre es el pueblo de menores ingresos.
Agua y generación eléctrica. La combinación del agua potable con la generación eléctrica lo tocaremos en otro comentario pues perfectamente se pueden unir estos dos grandes objetivos. Podría estarse generando hoy en día electricidad en el recorrido de la tubería que opera entre el embalse del Llano y la planta de Tres Ríos. El celo institucional entre el ICE y el AyA no ha permitido que este matrimonio pueda caminar. Este “programa país” debería de impulsarse con el agua que le sobra a Costa Rica.
No es justo que instituciones como Senara y Minae no hayan continuado los estudios que se interrumpieron desde 1982 y estas instituciones estén atenidas a que el agua subterránea de las cuencas de Barva y Santa Bárbara sean intocables, con lo que están privando de esa agua potable del subsuelo a los costarricenses que viven en las montañas y que tienen el derecho al agua al igual que cualquier otro tico. La Contraloría General de la República debería revisar el rol de Senara, cuestionarse cuál es el costo beneficio de esa institución donde casi todo se va en salarios y no tenemos resultados, solo negativas sin propuestas.
Si el AyA inyectara más agua al Valle Central vía Orosi o con agua de la vertiente del Atlántico, el agua sobra, acabamos con los faltantes en época seca como la actual, liberamos los acuíferos del norte de Heredia y estaríamos preparados para el crecimiento demográfico futuro.
Al próximo presidente de la Republica le corresponde pensar desde ahora en la reingeniería de los entes descentralizados para que se diseñen programas técnicos a corto, mediano y largo plazo, todo en un periodo de 25 años, si hay conciencia nacional y no politiquera. Estos cinco lustros de planificación se convertirían en ley de la República y cualquier cambio en el camino debe tener aprobación del Congreso. No podemos continuar con políticas trasnochadas, dependiendo de las “teorías de los chispazos” que se dan cada cuatro años, cuando no se planifica a 25 años como mínimo. Y ¿qué hace, por cierto, el Ministerio de Planificación?