
Los hijos del pueblo levanten la frente,
al sol refulgente de la libertad.
Sepamos ser libres, no siervos menguados,
derechos sagrados la Patria nos da (…).
Himno Patriótico al 15 de setiembre, compuesto en 1883, tras recordar los grandes acontecimientos de aquel 1821. Ciudad de Cartago, antorchas, faroles, una noche estrellada e inolvidable. Se escuchan gritos de júbilo de independencia. ¡Costa Rica libre! Un Estado consolidado. Independencia absoluta. Un país libre. Sin luchas armadas, solo proclamaciones políticas por influencia de nuestros países hermanos. Personajes históricos y políticos como Juan Manuel Cañas-Trujillo, jefe político; Juan Mora Fernández, primer jefe de Estado que proclamó la independencia absoluta, y Gregorio José Ramírez, participante en la consolidación del Estado de Costa Rica.
Sí, cantemos el himno sonoro
a la Patria, al derecho y al bien,
y del pueblo los hijos en coro
de la ley juren ser él sostén.
Nuestro brazo nervudo y pujante
contra el déspota inicuo opresor,
a los ruines esbirros espante
que prefieren el ocio al honor (…).
Nuestros políticos en el pasado han sellado con su honor la libertad de un pueblo que clama derechos, trabajo y, sobre todo, la paz. Honor. Honradez. Dignidad. Integridad. Según el Diccionario de la Real Academia Española, el honor es la cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo. El deshonor nos lleva a la corruptibilidad.
La defiendo, la quiero la adoro,
y por ella mi vida daría,
siempre libre ostentando alegría
de sus hijos será la ilusión.
Patriótica costarricense. 1862. Se me eriza la piel cada vez que escucho este himno, al recordar nuestro pasado y las imaginaciones que hicieron palpables estas notas musicales. Creo, asimismo, que esto es un sentimiento compartido. Nuestra tierra, orgullo tico. Un país de todos, del trabajo y de la paz. Patria querida. ¿Qué hacemos por ella? Un país de todos, somos del país y el país es nuestro. Cuidémoslo, representémoslo, respetémoslo.
(…) bajo el límpido azul de tu cielo,
¡vivan siempre el trabajo y la paz!
1852: así termina nuestro Himno Nacional, donde unánimemente gritamos esta frase con viva voz, recordando el trabajo y la paz. Que nos urja la paz en estos tiempos convulsos. Que vivamos, según nuestro Himno Nacional, nuestra moral y ser costarricense. Seamos los brazos y el sostén de nuestra paz. No dejemos esta ansia marcharse.
Somos historia. Vivimos en la historia. Historias que se repiten, influyen y se quedan con nosotros. El tico olvida fácilmente su pasado, pero su presente lo vive con efervescencia. 204 años de independencia. Un país que ha cambiado. Hagamos valer nuestros deseos y orgullo de libertad. Aún hay mucho tramo que recorrer.
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Marianne Odio Fonseca es humanista.