Amartya Sen describe lo que, desde su punto de vista, ha sido el acontecimiento del siglo XX: tras los sucesivos fracasos de regímenes de corte totalitario (de derechas e izquierdas), la democracia se ha erigido como el sistema de control social más logrado e ideal. Como valor universal.
Las actuales democracias en Latinoamérica muestran, sin embargo, una patología preocupante en cuanto a su efectividad de legitimación: la perpetuidad de una nueva casta de “dictadores en democracia” que inhiben el ascenso de nuevas fuerzas políticas y elementos sociales renovadores del sistema.
De tal forma, se suceden versiones de esta denominada “demonocracia”, donde de manera “legítima”, Evo Morales “triunfa” en un referéndum y se asegura el poder hasta 2019, en Ecuador, el mandatario Correa hace lo mismo para perpetuar su mandato hasta 2017; dignos sucesores del gurú mayor quien ha perfeccionado estas técnicas desde la cima, como “heredero” de Bolívar.
Discursos fascistas. No es de extrañar que dentro de la perspectiva demonocrática que vivimos, dejen salir al aire facetas de discursos fascistas como el expresado por el mismo Hugo Chávez quien sentenciara que “'los términos presidenciales son antidemocráticos y van en contra de la voluntad del pueblo”.
El caso de Costa Rica no escapa de la demonocracia. En términos reales, al ciudadano se le inhabilita para ejercer el control y poder civil, llegándose hasta el extremo de violación de los derechos individuales cuando un ciudadano no tiene la libertad de ser líder y representar la voz del otro, al no tener derecho a ser votado de manera independiente a menos que pertenezca a un partido, y por ende, sea designado por el “dedazo” de las élites partidarias.
El léxico nacional y latinoamericano debe asumir un nuevo concepto que nos horada la libertad y es el denominado “la falla de la democracia”, ergo, a tenor de lo analizado profusamente por el intelectual mexicano Andrés Roemer , la demonocracia, término que define a algún individuo o grupo político que se apropie del poder de modo legal; pero ya en el ejercicio de sus funciones elimine de forma gradual la libertad y el verdadero derecho del voto ciudadano, y el verdadero ejercicio del poder por parte de la ciudadanía.
Revisión profunda. La democracia, como dijo Amartya Sen, es más que un Gobierno efecto del voto de la mayoría. Democracia sin libertad, sin respeto por las garantías individuales y sin debate público es una falacia. Es, a lo sumo, demonocracia.
Urge una revisión profunda y seria de nuestro régimen democrático.
Cuando un pueblo pierde la confianza en sus instituciones, ahí se exhibe una preocupante patología de un sistema que envejece y enferma.
La primavera árabe, ubicada en el espacio a miles de kilómetros de distancia de nuestra Costa Rica, es cercana, por rigor de la revolución tecnológica y además, un aviso para esa clase política fomentadora de la demonocracia que, los pueblos se llegan a cansar y están dispuestos a todo por recobrar su libertad.