En el mundo de hoy existen millares de organizaciones que están conformadas por seres humanos y las hay de distinta naturaleza, dependiendo a lo que se dediquen, sean de carácter social o lucrativo, público o privado, industria, comercio, servicios, etc. Asimismo, según las dimensiones y volúmenes que manejan, se las cataloga por su tamaño y usualmente se las clasifica como grandes, medianas, o pequeñas.
Según su tamaño y complejidad, estas van creando dentro de su estructura de funcionamiento, áreas especializadas para el mejor aprovechamiento de los recursos. De ahí surgen los diferentes departamentos como producción, finanzas, comercialización, operaciones, recursos humanos, etc. Obviamente, mientras más complejas, más estructuradas y sofisticadas serán las empresas; inversamente, mientras más pequeñas, menos departamentos y estructura tendrán, lo que resulta lógico ya que de ello dependerá en gran medida su subsistencia.
Componente esencial. Partiendo de lo anterior, generalmente las empresas en crecimiento, dígase medianas y pequeñas, le dan un mayor énfasis a las áreas de producción, ventas y contabilidad principalmente, y dejan de lado otras tan o más importantes como es el caso del manejo de los asuntos del personal, siendo este el recurso que le da sustento y vida a las organizaciones, pues de su bienestar dependerá muchas veces la calidad y cantidad de productos o servicios de la empresa.
Generalmente, la función de administrar o manejar los asuntos relacionados con recursos humanos se le delega al contador o al jefe de producción, los cuales y por los papeles que desempeñan, dan énfasis a sus funciones primarias, dejando en un plano muy secundario asuntos vitales del componente más importante de la empresa. Esto con- lleva, en múltiples ocasiones, a que se tomen decisiones erróneas con respecto a cómo manejar las situaciones relacionadas con el personal, máxime en los tiempos en que vivimos, en que existe una sobre oferta de mano de obra, y muchos dueños o jefes de empresas, principalmente medianas y pequeñas, tienen la convicción de que resulta más barato despedir a una persona con mayor antigüedad y en muchos casos más cara, que darle un tratamiento adecuado a un asunto que la mayoría de las veces se puede resolver fácilmente, olvidándose de aspectos como entrenamiento, capacitación, sentido de identidad, productividad, etc.
Ahora bien, existen medios para que una empresa mediana o pequeña pueda resolver eficientemente los asuntos relativos a su personal, sin que necesariamente tenga que disponer de todo un Departamento de Recursos Humanos. Ello se logra contratando los servicios de un profesional en esa área, que le brinde asesoría permanente, con lo cual, a un bajo costo, pueda resolver satisfactoriamente los asuntos cotidianos que se presentan con el personal, lo que permita conservar y motivar a los individuos que la conforman.
Así vemos cómo prácticamente todas las empresas medianas y pequeñas cuentan con un abogado que les maneje los asuntos legales; por tanto, de igual manera, un profesional en Recursos Humanos le ayudará a mejorar el manejo del ambiente interno y las relaciones con los empleados.