
¿Por qué será que las evaluaciones que decide hacer el Ministerio de Educación Pública (MEP) no duran mucho? No nos vayamos tan lejos y hablemos de las pruebas que serán aplicadas por última vez en Costa Rica este año.
Las Pruebas Nacionales Estandarizadas (PNE) se presentaron por primera vez en instituciones educativas hace dos años. Se aplican tanto en formato digital como físico, un método que el MEP no había implementado antes. Sus resultados clasifican a estudiantes de primaria y secundaria en niveles “básico”, “intermedio” y “avanzado”.
Como estudiante egresado que realizó las pruebas hace pocos meses, les cuento lo que yo observé: una prueba enfocada casi exclusivamente en la comprensión de lectura, que no logra evaluar las habilidades de los estudiantes en temas básicos que se encuentran en el plan de estudios del MEP.
Si no me creen, les ofrezco una opinión más profesional. La Ciepce y el Colectivo Mujeres por Costa Rica emitieron un comunicado en 2023 en el que declaran que la prueba “carece de utilidad diagnóstica y educativa” por su número escaso de ítems y ausencia de contenidos curriculares que abarcan ciclos lectivos completos.
En la última edición del Informe del Estado de Educación, se revela que las pruebas realizadas “evalúan menos del 25% de las habilidades establecidas en los programas de estudio”. Además, emplean ítems de baja dificultad que impiden distinguir los verdaderos niveles de desempeño de los estudiantes.
Estas deficiencias pueden explicarse no solo por la prueba; el citado informe también destaca que el 96% de alumnos de colegios públicos posee niveles insuficientes, situación exacerbaba por la huelga sindical de 2018 y la pandemia de covid-19. Deficiencias en la formación docente, gasto irresponsable de dinero y eventos mundiales de gran escala han retrasado el aprendizaje de los estudiantes.
En la PNE de Matemáticas, por ejemplo, un 90,3% de las habilidades de estadística y probabilidad incluidas en el programa de estudio actual no son evaluadas. De acuerdo también con el Estado de la Educación, el 63% del examen de Español contiene ítems muy básicos.
Con una prueba así de limitada, estudiantes de desempeño apenas mediocre se han graduado del colegio con graves carencias, lo cual les pasa factura al llegar a la educación superior. Muchos ni siquiera continúan estudiando.
Sin embargo, podría ser que haya un cambio. El actual ministro de Educación, Leonardo Sánchez, anunció que a partir de 2026 el MEP aplicaría una nueva prueba nacional estandarizada y la actual sería eliminada. Junto con esto, presentó un Plan de Trabajo Prioritario Estratégico 2025-2026.
Es fácil culpar a antiguos gobiernos, ministros y programas por todos los problemas educativos del país, algo que hizo el citado jerarca ante las críticas del Informe. Lo cierto es que la decadencia didáctica venía desde mucho antes. Prueba de ello es que desde 2009, los puntajes promedio de Costa Rica en las pruebas PISA se han mantenido entre 50 y 100 puntos por debajo de los promedios de la OCDE.
Para mejorar el perfil de los estudiantes graduados, es vital crear pruebas que valoren habilidades avanzadas, y para hacerlo, se requiere un overhaul del plan de estudios del MEP y entrenar a los profesores con estrategias de mediación recomendadas y aprobadas. Para esto, hay que “gastar plata”, justamente lo que el presidente Rodrigo Chaves criticó: que el Informe del Estado de la Educación es un llamado a “gastar más y más plata”.
La próxima prueba estandarizada que aplique el MEP debe dar un giro radical y aplicar exámenes realmente efectivos. Y para lograrlo, se necesita coherencia entre los planes de estudio y su respectiva evaluación.
José Rubén Arguedas Chinchilla es estudiante universitario.