
Todavía escucho a algunos adultos decir: “En mi época, hacían bromas en el colegio y nadie se quejaba; así nos hicimos fuertes”, un comentario que, lejos de ser constructivo, destruye. Porque si normalizamos conductas de este tipo, estamos enseñando que la violencia debe ser aceptada.
El velar por un ambiente amigable, cálido y respetuoso para cada adolescente es el principio que debe latir cada segundo dentro del aula. La responsabilidad del colegio ante el bullying no es opcional: su deber es proteger, educar y transformar. Cada silencio es complicidad, mientras que cada acción es un soporte en la construcción del futuro para esa persona.
Y es que el bullying es solo la punta del iceberg. Es un fenómeno social complejo que requiere intervención institucional, familiar y de cada uno de nosotros.
Mostremos nuestra mejor versión a la sociedad. Enseñémosles a nuestros hijos que si la broma lastima, no puede ser graciosa; que las palabras pueden ser hirientes y ofensivas cuando se utilizan para denigrar a otra persona.
Enseñémosles que ignorar al que está a mi lado, sobre todo cuando se trata de pares, también daña, y que en el mundo digital, la indiferencia, el burlarse y no denunciar, o el compartir contenido denigrante en vez de frenarlo, también es parte del problema. Cada uno es responsable de lo que escribe y envía por las redes sociales.
Digámosles que deben buscar ayuda con un adulto de confianza. Y si somos esta figura, no podemos fallarles. Seamos empáticos, no callemos, actuemos por la vía correcta. La violencia debe detenerse; las amenazas deben denunciarse de inmediato.
El reciente fallo de la Sala Constitucional, en el cual una madre solicitó ayuda en relación con una situación de violencia dentro de una institución educativa, es un precedente a favor de todos los adolescentes de Costa Rica. Como sistema, mostró que los estudiantes tienen protección y derecho a estudiar en un ambiente propicio.
Daniela Carvajal Riggioni es médica pediatra, jefa de la Clínica de Adolescentes del Hospital Nacional de Niños y presidenta de la Asociación Pro Desarrollo Saludable de la Adolescencia y Juventud.