
Aunque la cumbia registra su desarrollo en Colombia, posee relatos paralelos en Costa Rica y, particularmente, en Guanacaste. Héctor Fernández L’Hoeste, profesor de estudios culturales en la Universidad Estatal de Georgia, explica que fenómenos musicales o culturales que se asocian con la identidad, tal como sucede con la cumbia, generan nuevas formas de producción en lo local.
Ejemplos de ello son las expresiones propias de una cumbia en México, Chile, Argentina, Perú, o aquellas más locales como las propias de Bogotá, Medellín o Cartagena.
Como resultado de ello, la guanacastequización de la cumbia ocurre porque favorece un sentido identitario que escurre por los canales de las tradiciones musicales de la provincia.
La difusión de la cumbia en Costa Rica se dio gracias a las orquestas populares que se formaron a mediados del siglo XX, entre las que figuran la Orquesta de Lubín Barahona, la de Gil Vega y la de Gilberto Murillo, que luego se transformaría en la Orquesta de Otto Vargas. Los salones musicales y el gusto por el baile fueron elementos vitales que facilitaron la aceptación de la cumbia como un fenómeno popular en nuestro país.
En este contexto, el reconocido compositor Ernesto Alfaro señala una serie de actividades en las cuales tuvo la oportunidad de intercambiar con músicos guanacastecos con quienes solía tocar sus cumbias. Entre las agrupaciones que señala están: Grupo Flor de Caña, Los de la bajura, Eduardo Balo Gómez, Ulpiano Duarte Arrieta, Nago de Nicoya, y Grupo Tradicional.
Si bien en la tradición guanacasteca sobresalen tres ritmos musicales que en esta región adquirieron características propias –a) la parrandera; b) la danza y c) el pasillo–, ello no implica que otros ritmos como la cumbia sean ya parte de las tradiciones musicales de la provincia.
Hoy, la cumbia no solo está presente en los salones de baile o fiestas privadas, sino que se ha incorporado a las celebraciones oficiales de gobiernos locales, efemérides en centros educativos, en los desfiles relacionados con la Independencia o la Anexión del Partido de Nicoya y en otras actividades.
Esta pasión por la cumbia ha sido asumida por agrupaciones musicales y artistas de la música guanacasteca como: Eduardo, Balo, Gómez, Luis Santamaría, la Orquesta Peseteao, Los de la bajura, la Marimba Orquesta Los Cumbiamberos, la agrupación Cumbia Alegre, la marimba orquesta Los Golobios, el grupo Dimensión Costeña, la marimba Pampa Costeña, la marimba orquesta y cimarrona Villareal, la marimba orquesta Unión Cartagena, la Banda de Conciertos de Guanacaste, el grupo Sin Límite, Carlos Araya y la marimba Guanacasteca, así como la marimba Alma Chorotega.
También, la cantautora guanacasteca Guadalupe Urbina ha venido recuperando la cumbia en su Cancionero Tradicional Anónimo de Guanacaste Volumen III: Parrandeando con güilas. En el 2023, recibe el premio de la Canción del Año con La Cumbia de la niña, creada junto a Tocá el Tambó y la Orquesta de las Selvas Tropicales.
Recientemente, el disco Dinamo Guanacaste reunió 15 obras inéditas de artistas de esta provincia y, entre la selección de obras del disco, aparece la canción de Esteban Abarca Moraga, Cumbia para un amor bonito. Asimismo, la agrupación Niña Jaguar ha estado proponiendo la renovación de los sonidos de este ritmo con la Cumbia del zorro pelón. Por otra parte, destacan los aportes de Kaya Ruca, quien ha trabajado la cumbia en su repertorio. Entre sus obras más conocidas destaca la Cumbia rock.
En una línea de trabajo similar se puede ubicar a la agrupación Santa Esperanza. Se les conoce por la Cumbia del quijongo. Y es de rigor resaltar el trabajo de la cantautora hojancheña Karol Cabalceta Mejías, quien ha desarrollado sonidos propios alrededor de este ritmo. Así lo ilustra su Cumbia del piojo.
En este conjunto de sonoridades guanacastecas, es importante subrayar el trabajo de músicos como Max Goldenberg y el grupo Malpaís, quienes también han retomado en su catálogo musical la cumbia; para muestra, la Cumbia de la llorona.
Hoy, resulta indispensable considerar la cumbia guanacasteca como una expresión propia de las nuevas identidades musicales de la provincia. Si la idea de la guanacastequidad nació como un esfuerzo teórico y popular de resistencia frente a la imposición de imaginarios (construidos desde fuera de Guanacaste) que deseaban mostrar una provincia que no existe, hoy esta idea se recupera con la cumbia.
Daniel Matul Romero es docente e investigador en la Sede Regional Chorotega, Campus Nicoya, de la Universidad Nacional (UNA).