La entropía es la medida de la desorganización de un sistema. Proviene de la segunda ley de la Termodinámica, relativa a que el calor (para estos efectos orden, organización, porque la gradiente va de un máximo de diferenciación a la uniformidad total) de un sistema tiende -salvo que se le incorpore más energía (orden o trabajo)- a transmitirse al medio hasta alcanzar todo una misma temperatura. Lo que, referido al Universo de la materia, implica que en algún momento su temperatura será la misma, algunos puntos por encima del cero absoluto, cuando toda la energía se haya disipado y generalizado. Esto es lo que se denomina la "muerte térmica del Universo", porque ya no habrá actividad, orden ni organización, solo paralización total.
Una excepción a lo anterior es el caso de los seres vivientes -en lo que se contraponen materia y vida- que por el contrario, merced al incesante trabajo de sus procesos vitales a partir de la energía que al inicio de la cadena incorporan del sol, marchan como grupo en forma creciente hacia un mayor orden y diferenciación. De tal forma reponen el desgaste que sufre la organización con el transcurso del tiempo y del cambio de circunstancias, y así se conservan y adaptan como individuos y como especies a las condiciones del medio.
Desde el punto de vista de la teoría de los sistemas, tan lo es el de la organización de la materia, y el de las relaciones entre materia y energía, o el de los seres vivientes -mucho más complejo- como el de las organizaciones humanas -sociales, políticas, y económicas, y sus respectivas herramientas- mucho más simples relativamente. Por eso el concepto de entropía y su conservación, es igualmente aplicable a estos últimos sistemas, que también pierden orden y organización con el transcurso del tiempo y el cambio de circunstancias, y que igualmente, solo mediante la incorporación de trabajo se pueden reconstituir y perfeccionar.
Desorganización. Las anteriores reflexiones vienen a colación a la vista de lo que pasa en Costa Rica desde hace unos veinticinco años, con los sistemas político y gubernamental, en proceso de desorganización desde entonces, y ayunos de reconstrucción y superación.
El asunto empezó con los acuerdos del 4-3, cuando las dos principales fuerzas políticas anularon la competencia, la oposición y el enfrentamiento de fuerzas, que en política es la fuerza vitalizadora primaria. Al igual que la lucha por la sobrevivencia y la selección natural, lo son en el mundo de los vivientes.
Prosiguió con la irrupción de la sociedad de masas, mal conducida por un cambio educativo que la dejó ayuna de dirigentes y de criterios propios, y terminó, con la aparición en el del discurso público, del pensamiento basado en imágenes y arquetipos fabricados externamente en vez del convencimiento racional. Todo esto ha permitido la conducción domesticada del electorado, por una clase política depredadora, aunque aparente lo contrario recordando los logros de la generación anterior de políticos. Logros que, agotada su floración ya empiezan a retroceder, porque no se reconstituye el sistema, como lo demuestra la comparación relativa del país con otros del área.
Crisis sin precedentes. Este proceso se manifestó primero en la formación la crisis monetaria del 81, que lanzó al Estado a una crisis sin precedentes, que aún le afecta, y a partir de la cual se fueron eslabonando los otros elementos de las actuales cadenas que hunden al Estado y aparato público, y que lo anulan para las tareas que debe desempeñar, o lo introducen en lo que no debe. Por eso, cual ser obeso o dañino, amarrado además por regulaciones inadecuadas y caóticas, le ocasiona grave daño al cuerpo social que, sin recibir sus beneficios, carga su peso muerto y soporta sus estorbos.
Lo anterior en lo relativo a la marcha creciente de la entropía en este sector de cosas. No es el único sector en que se presenta. Ciertamente, también se produce en otras partes del cuerpo social, pero su análisis lo dejo a otros mejor calificados. Quiero limitarme al fenómeno sociopolítico gubernamental del aumento de entropía, y a esta en sí misma, porque su presencia es anormal y evidencia una flaqueza seria en el cuerpo social. Ya que, en condiciones de salud del cuerpo social, los mecanismos autocorrectivos normales se habrían encargado de devolver el orden perdido y adaptar los sistemas al cambio inevitable de circunstancias.
¿Por qué se perdió esta habilidad? ¿Por qué Costa Rica se fue para atrás como el cangrejo, cuando en el pasado pudo adelantar exitosamente? ¿Por qué abandonó el camino del esfuerzo y del trabajo, propio de la vida, para seguir el de la materia inerte que conduce a la muerte? Preguntas que procuraré responder luego y que planteo también a otros.