La inflación es un fenómeno enteramente monetario. Cuando la cantidad de colones crece por encima de la producción, la resultante es un incremento en el nivel general de precios. En nuestro país, como en casi todos los del orbe, la función de emitir dinero corresponde al Banco Central, por lo que la información que de este fluya a la economía es de vital importancia. Con base en esa información, los agentes económicos (consumidores, inversionistas y ahorrantes) toman importantes decisiones. Aquella debe ser, por lo tanto oportuna, sencilla y sistemática.
Hace unas décadas, este no fue el caso, pues el instituto emisor actuaba como si la información macroeconómica que generaba o recolectaba fuera secreto de Estado. En esas circunstancias, el público debía adivinar las posibles orientaciones de la política monetaria y cambiaria. Quienes tuvieran el privilegio de recibir información de manera exclusiva hasta podían lucrar con ella. Por fortuna, esto ha cambiado y la nueva ley orgánica del Central acentúa la obligación de este de brindar la mayor cantidad de información al público.
Por eso, resulta interesante la controversia, sobre la que dimos cuenta en nuestra edición del lunes, entre analistas económicos privados y las autoridades del Banco Central, respecto al crecimiento efectivo de algunos agregados monetarios. A juicio de los primeros, a noviembre de este año la expansión de los medios de pago ha sido muy superior a lo previsto por las autoridades y ello se ha de traducir en presiones inflacionarias el próximo año. A esto, voceros del Banco Central responden que algunas medidas de la liquidez "están influenciados por un cambio en la forma de medir los componentes de esos indicadores". Si así fuese, entonces es deber del Banco Central informar detalladamante en qué consisten esos cambios de metodología y cómo estos han condicionado los indicadores. Así, y sólo así, podrán los agentes económicos operar eficazmente.
No dudamos de que los múltiples cambios en el mercado monetario, muchos de ellos (como las tarjetas de crédito) influidos por los avances en la tecnología y en la creatividad empresarial, obligan a las autoridades a redefinir, de cuando en cuando, la forma en que se han de calcular algunas variables. De esto la gente debe estar informada, pues de otra forma muchos podrían atribuir al ciclo político lo que solamente es un cambio metodológico. Esperamos, por tanto, las aclaraciones del Central.