Costa Rica es un país que, al igual que los pueblos mediterráneos de la antigüedad, tiene sus maravillas.
Fue Antípater de Sidón quien hizo la selección: las pirámides de Egipto, el Coloso de Rodas, el faro de Alejandría, los jardines de Babilonia, el mausoleo de Halicarnaso, el templo de Diana (Artemisa) y la estatua de Zeus en Olimpia. Algunas de esas obras se hicieron con el sudor y la sangre de naciones esclavizadas en continuada tarea durante decenas de años.
Guardando las proporciones, en Costa Rica se podrían enumerar siete tesoros arquitectónicos: el Teatro Nacional, la basílica de Los Ángeles, la iglesia de Coronado, la iglesia de Orosi, el puente de la Amistad sobre el Tempisque, la represa de Cachí (por su estructura y no solo por su capacidad energética) y la Casona de Santa Rosa.
En chiquitico. Claro, otras obras se podrían agregar a la lista, como El Fortín y el colonial templo de Heredia, el teatro Melico Salazar, las Ruinas de Ujarrás, el Museo Nacional, el Museo de los Niños, y el edificio del Banco Nacional (rascacielos a lo tico, pues para los costarricenses casi todo tiene su dimensión en chiquitico).
Son, entonces, 14 tesoros arquitectónicos, a los que se les pueden unir siete maravillas naturales: el lago y el volcán Arenal, el volcán Poás, el Chirripó (con su pico, crestones, valles y lagunas), las Cuevas del Venado, los canales de Tortuguero, la isla del Coco, y Barra Honda.
Inolvidables. También, en este ámbito se podrían sumar otros siete indiscutibles atractivos: Manuel Antonio (su conjunto de playas y bosques), el Caribe sur (de Cahuita a Gandoca, pasando por Punta Mona), las cataratas del Toro Amarillo y de Nauyaca, Corcovado, río Celeste, y la laguna del Barva. Son, de este modo, 14 inolvidables lugares, de gran riqueza natural y escénica.
En realidad, Costa Rica es un territorio de innumerables bellezas, con su clima bondadoso y sus distancias a tiro de piedra o de ballesta. Solo falta detener el derrumbe social y moral que en forma galopante se ha producido en los últimos años, así como mejorar y alcanzar la eficiencia en los servicios estatales. La tarea es de todos, de la sociedad como una unidad de trabajo y superación, y no solo de un equipo en el gobierno. Si lo logramos, entonces sí, Costa Rica será el más completo país de las maravillas.