El siguiente es un breve extracto de la conferencia impartida la noche del 3 de febrero por la esposa de Güilibrán González, la historiadora de origen noteapés Elba Jara de la Cruz, en el Parque Central de Alajuela.
Gracias a las novelas de lsmaíl Kadaré se sabe que Albania fue alguna vez, en el Imperio Turco, un bajalato, o sea, una unidad política y administrativa gobernada o representada por un bajá. Del mismo modo, los uigures y los yakutos se incorporaron, en distintos momentos, al Imperio Ruso bajo la condición de khanatos, circunscripciones sometidas a la autoridad del Zar por mediación de un khan. En Ucrania y Polonia existían los voivodatos, encabezados por los voivodas, y en ciertas regiones de los balcanes, así como entre los tatares, había hetmanatos dirigidos -etimología gobierna- por hetmanes. Igual va para emiratos y jedivatos y, por esa razón, el Partido Autonomista Manudo propone que la experiencia política de Costa Rica lleve al Diccionario de la Real Academia la palabra cachimbalato.
Sin intervención de Alá. El cachimbalato es una dignidad que se trasmite de un miembro a otro de cierta familia, durante muchos períodos parlamentarios, intermitentes o sucesivos, y nada tiene que ver con méritos específicos ni generales, pues la única razón de su existencia se encuentra en los ocultos designios de la herencia y no requiere la intervención de Alá. El primer cachimbalato de la historia se estableció en la provincia costarricense de Cartago en la segunda mitad del siglo XX y tuvo una duración aproximada de veinticuatro años, durante los cuales pasó de tío a sobrino, con un breve interregno a cargo de un amigo de la familia, una especie de regente más conocido como "el tenemelaburra", y concluyó cuando la transferencia de padre a hijo fue detenida por el mero desgaste.
Cachimbalia fratergnalis. A partir de 1990 existió, en la zona sur de la provincia de San José, un cachimbalato menos exitoso, pues la dinastía familiar que lo detentaba lo conservó solamente durante ocho años, tras lo cual se desplomó estrepitosamente en las elecciones de 1998. Este experimento político fue designado por los expertos con la expresión latina cachimbalia fraternalis. De duración igualmente corta fue el cachimbalato de tipo orígenes uxoris, que tuvo vigencia en el cantón cartaginés de La Unión gracias a las disposiciones internas del partido político conocido por las siglas de PLN. Una modalidad parecida a la anterior fue impuesta en 1998 por el llamado PUSC en la provincia de San José, y un intento similar fracasó en Palmares, cantón de la por ahora poco cachimbalizada provincia de Alajuela. En esta modalidad, el o la cónyuge de una o un dirigente bajo inhibición para acceder al cargo de cachimbal, lo ocupa y lo ejerce a la manera conocida, también en latín, como manu interpósita.
Finalmente, en el cantón Central de la provincia de Cartago existió un prolongado cachimbalato intermitente, salvado de la desaparición por el líder supremo de un partido político quien, inspirado posiblemente en un fracasado ensayo de capital rotativa realizado en la antigua Costa Rica, lo trasladó, con todos sus atributos, a la provincia de San José convirtiéndolo en el primer cachimbalato ambulante. El tiempo de que disponemos para esta charla no nos permite ahondar en otras interesantes formas cachimbológicas, así que lo dejamos ahí.
Así habló la historiadora de origen noteapés Elba Jara de la Cruz en el Parque Central de Alajuela.