Opinión

Dos amigos

La pedestre realidad jamás estará a la altura de nuestros sueños y fantasías.

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La célebre Casa Amarilla, de Arles, que Vincent van Gogh alquiló, amuebló, pintó y llenó de cuadros suyos para recibir a su amigo Paul Gauguin en el otoño de 1888, ya no existe. Desapareció en un bombardeo aliado el 25 de junio de 1945 y ahora funciona allí donde estuvo un hotelito modesto llamado Terminus-Van Gogh. La patrona, una viejecita alerta de 84 años, muestra al cliente curioso una fotografía con el estado ruinoso en que quedó el local luego del impacto de la bomba, episodio del que ella fue testigo y casi víctima. El contorno, en cambio, no ha cambiado mucho, y, por ejemplo, se reconoce de inmediato la casa contigua que aparece en el lienzo que el holandés le dedicó.








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