L a estructura y los procedimientos institucionales hace tiempo dejaron de ser operativos. Los ajustes en las últimas décadas se han limitado, en lo fundamental, al plano económico y han dejado de lado el sistema político institucional y fiscal. Este último se hace cada vez más ineficiente, y, como sucede al vestir a un adolescente con ropa de niño, aprieta y se ve cada vez más grotesco, y se le hace objeto de burlas y malestar.
La resistencia de los intereses creados, parapetados tras los reglamentos, y la falta de visión de los diputados ha impedido que las reformas necesarias como la ley que regule el referéndum, la rendición de cuentas con posibilidad de revocatoria del mandato y una descentralización operativa que transfiera a las regiones la ejecución de las principales políticas, para citar solo algunas de las más importantes, ha creado un malestar creciente.
Los últimos acontecimientos nos muestran un descontento latente en amplios sectores de la población que han visto frustradas las expectativas de cambio prometidas por los políticos. La intensidad de este malestar provoca que ya casi no importa cuál sea la causa o si el movimiento está bien o mal dirigido y organizado; si hay una cabeza de león que sabe para dónde va o mil colas de ratón empujando en todas direcciones, cada situación es buena para manifestar el descontento que se desborda.
Hay que valorar esta situación muy seriamente, porque el tiempo para canalizar el cambio por vías institucionales se está agotando, mientras la dirigencia política nacional reacciona y se comporta como el oficial estadounidense de la siguiente nota recibida por Internet y cuya veracidad desconozco, pero que viene al caso, como anillo al dedo.
Entre buque y faro. Conversación grabada de la frecuencia de emergencia marítima (canal 106) en la costa de Finisterre (Galicia), entre gallegos y estadounidenses, el 16 de octubre de 1997 (es verídico).
Gallegos: Les habla el A-853; por favor, desvíen su rumbo 15 grados sur para evitar colisionarnos... Se aproximan directo hacia nosotros, distancia 25 millas náuticas.
Estadounidenses: Recomendamos que desvíen su rumbo 15 grados norte para evitar colisión.
Gallegos: Negativo. Repetimos, desvíen su rumbo 15 grados sur para evitar colisión.
Estadounidenses: Habla el capitán de un navío de los Estados Unidos de América. Insistimos, desvíen ustedes su rumbo 15 grados norte para evitar colisión
Gallegos: No lo consideramos factible ni conveniente; les sugerimos que desvíen su rumbo 15 grados sur para evitar colisionarnos.
Estadounidenses: (Muy “caliente”). Les habla el capitán Richard James Howard, al mando del portaviones USS Lincoln, de la Marina de los Estados Unidos, segundo navío de guerra más grande de la flota norteamericana. Nos escoltan dos acorazados, seis destructores, cinco cruceros, cuatro submarinos y numerosas embarcaciones de apoyo. Nos dirigimos hacia aguas del golfo para preparar maniobras militares ante una eventual ofensiva de Iraq. No les sugiero, les ordeno, que desvíen su curso 15 grados norte. En caso contrario nos veremos obligados a tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de este buque y de la fuerza de esta coalición. Ustedes pertenecen a un país aliado miembro de la OTAN y de esta coalición. Obedezcan inmediatamente y ¡quítense de nuestro camino!
Gallegos: Les habla Juan Manuel Salas Alcántara. Somos dos personas. Tenemos el apoyo de Cadena Dial de La Coruña y el canal 106 de emergencias marítimas. No nos dirigimos a ningún lado ya que les hablamos desde tierra firme, estamos en el faro A-853 Finisterre, de la costa de Galicia. No tenemos idea en qué puesto estamos en el rank- ing de faros españoles. Pueden tomar las medidas que crean oportunas para garantizar la seguridad de su buque, que se va a hacer “ hostia” contra las rocas, por lo que insistimos y les sugerimos que lo mejor, más sano y más recomendable es que desvíen su rumbo 15 grados sur para evitar colisionarnos.