Una de las razones del liderazgo mundial de Finlandia es la calidad y dignidad otorgada a sus educadores. La educación es una de las profesiones más respetadas porque los progenitores y el Estado saben que ellos tienen a las futuras generaciones en sus manos, y con buenos docentes, sus hijos recibirán la mejor educación.
En contraste y gracias a dos documentos elaborados este año, el I Estudio sobre las Condiciones y Desafíos Docentes del Magisterio Nacional en Costa Rica (ColyPro) y Más allá del Aula: realidades y desafíos de la docencia (Kaufmann y Soto), del Informe Estado de la Educación, conocemos la difícil realidad que afrontan los educadores, a quienes se les asigna una gran cantidad de responsabilidades sin darles las herramientas necesarias para realizarlas.
El primer estudio, hecho con una muestra de 9.398 encuestados, encontró sobrecarga laboral, pues a las horas de lección hay que sumar las de planificación de clases, los exámenes y su corrección. Esto, aunado a una infinidad de trámites administrativos, lo cual causa deterioro físico y emocional: 25% sufren burnout, 48% incapacitan, 87% tiene desgaste emocional y 91% señala falta de apoyo psicológico.
El asunto salarial cede terreno frente a otra realidad que agrede la estabilidad emocional de los educadores, y es el hecho de que el 52% de quienes están en propiedad tienen deudas que superan el 51% de su ingreso. El mismo grado de endeudamiento presenta el 43% de los interinos. Esto sin duda aumenta el estrés del cuerpo docente.
A esto se añade lo señalado por el documento del Estado de la Educación sobre los costos económicos y familiares que tiene el desplazamiento geográfico, además de que muchos de los educadores ponen de sus bolsillos el dinero para materiales que necesitan sus alumnos, porque no se los da el Ministerio o porque es grave la vulnerabilidad social de sus estudiantes.
El “apagón educativo” se ha profundizado, pero la ruta de acción es clara: se deben tomar medidas que devuelvan la dignidad y calidad de vida, con salarios justos, educación financiera, eliminación de la sobrecarga laboral administrativa y apoyo psicológico a quienes, con vocación, pero en condiciones extremas tienen en sus manos el futuro de nuestros niños y jóvenes. Así obtendremos réditos inmediatos.
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Nuria Marín Raventós es politóloga.
