Hago un llamado a los diputados para que aprueben el préstamo de $31 millones que se utilizará para prevenir daños en el Teatro Nacional, declarado monumento Nacional, en 1965, e institución benemérita de las artes patrias, en 1994.
“¿Para qué tractores sin violines?”, es una frase icónica de nuestro querido don Pepe al inaugurar la Orquesta Sinfónica Juvenil y lo que sería el inicio de una prolífera época nacional en el campo de las artes.
Dicha frase, plasmaba el alma de un país que después de su independencia dio grandes pasos hasta elevar a rango constitucional la educación primaria gratuita y obligatoria, decisión cuyo 150 aniversario recién acabamos de celebrar y demanda hoy apoyo a la cultura.
La promoción de esa cultura fue igualmente esencial para la formación integral de los costarricenses, de ahí el hito histórico de decidir, en 1890, lo que luego de siete años se constituiría en nuestra gran casa de las artes: el Teatro Nacional.
Si $31 millones parece hoy una cifra exorbitante, igual lo serían los cientos de miles de pesos que costaría su construcción, monto que resultó imposible recaudar con el impuesto sobre las exportaciones de café, por lo que luego asumirían el costo todos los costarricenses mediante otros impuestos.
Gracias a esa difícil pero visionaria decisión, los costarricenses se han beneficiado de una bella joya arquitectónica y más de 120 años de promoción de las artes escénicas, plásticas y musicales.
El Teatro ha sido sede, testigo y salvaguarda de nuestra historia, como un centro político por excelencia donde se han celebrado traspasos de poderes, recepción de jefes de Estado, así como cumbres y foros internacionales, entre los cuales está la celebración de la firma de la Pacificación Centroamericana y Democratización de Nicaragua (precedente del acuerdo de Esquipulas) en 1987, la Cumbre Hemisférica de Mandatarios Americanos (1989), la Cumbre Puente Siglo XXI (1991), la XVI Inauguración de la Cumbre de Río (2002) y la Cumbre del SICA (2013), entre otros.
Luego de ver cómo la catedral de Notre Dame fue víctima de un incendio, es válido recordar a nuestros legisladores que en su mandato, como máximo poder de la República, está la salvaguarda de nuestro patrimonio nacional, de ahí mi llamado a votar por el crédito citado.
La autora es politóloga.