Las elecciones del 2020, de los Estados Unidos, serán recordadas por múltiples particularidades, siendo una de ellas que aún no se ha definido cuál partido obtendrá el control del Senado. Ninguno de los candidatos por el estado de Georgia alcanzó el mínimo requerido del 50% para resultar electo, por ello, el 5 de enero habrá una votación extraordinaria para escoger a los dos senadores.
Los republicanos solo necesitan un puesto para controlar el Senado, los demócratas los dos. Al quedar 50-50, con el derecho al voto de desempate de la hoy vicepresidenta electa, Kamala Harris, obtendrían mayoría.
Georgia ha favorecido a los republicanos desde 1992, pero este año Joe Biden ganó por 12.000 votos (0,3%) y de los cuatro candidatos aspirantes, el que obtuvo más votos fue el senador republicano David Perdue (49,7%).
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Ayuda a los republicanos el deseo de poner al Senado como una barrera de los demócratas. Pero, por otro lado, a favor de los demócratas está el haber ganado las presidenciales —aunque por estrecho margen—, la labor de reclutamiento de Stacey Adams en la población afroamericana, el magnetismo de Kamala en campaña y el espíritu triunfal de la base demócrata.
Al 22 de diciembre, el reconocido portal Five Thirty Eight favorecía a ambos candidatos demócratas, pero por un estrecho margen. Raphael Warnok se encontraba arriba por 0,9% y Jon Ossof por 0,4%, lo que señala que el resultado electoral aún no está definido.
El control del Senado es importante por la creación legislativa en conjunto con la Cámara de Representantes, porque también tiene funciones especiales, como la ratificación de puestos estratégicos en el Poder Ejecutivo (secretarías y embajadores) y en el Judicial (magistrados y jueces federales), casos en que solo se requiere simple mayoría.
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Una mayoría demócrata los invitaría a ampliar el número de integrantes de la Corte Suprema de Justicia (packing) y así, variar algunos criterios jurídicos, una controversial decisión que se omitió comentar en campaña.
Al Senado también le corresponde la ratificación de tratados y el constituirse en jurado en caso de que se incoase un juicio político (impeachment) como sucedió con Bill Clinton y Donald Trump, en ambos casos se requeriría para su aprobación de dos terceras partes de los presentes.
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La autora es politóloga.