La competencia entre grandes potencias, el preocupante ascenso del nacionalismo xenófobo, las amenazas ambientales a nuestra existencia y el actual embate de la covid-19 representan enormes retos de gobernanza.
Con este telón de fondo, los líderes mundiales encargaron al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, que recomiende pasos para avanzar hacia la concreción de los profundos compromisos de la llamada Declaración UN75, adquiridos el año pasado, cuando la Asamblea General prometió asegurar «el futuro que queremos».
El muy esperado informe del secretario general, Nuestra agenda en común, tiene setiembre como plazo de publicación y sería beneficioso contar con un vehículo de seguimiento para ponderar sus recomendaciones y deliberar sobre sus mejores ideas y cómo adoptarlas.
En consecuencia, apoyamos la propuesta de celebrar una Cumbre Mundial sobre Gobernanza Inclusiva Global con una amplia gama de participantes.
Cuando Guterres se dirigió a la Asamblea General en la reunión del aniversario número 75, en setiembre pasado, hizo énfasis una y otra vez en la necesidad de un «multilateralismo en red», en que «la familia de las Naciones Unidas, las instituciones financieras internacionales, las organizaciones regionales, los bloques de comercio y otros actores colaboren de manera más estrecha y eficaz».
El 24 de abril, Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia por la Paz, hizo un llamado a crear un «multilateralismo inclusivo que se nutra de la sociedad civil, las empresas, las autoridades locales y regionales y otros, y comparta el poder de forma más amplia y justa».
Considerando las constantes presiones sobre el sistema multilateral y la necesidad de la ONU de cosechar talentos y recursos mucho más allá de los gobiernos de sus 193 Estados miembros para solucionar urgentes problemas globales, su llamamiento no podía ser más oportuno.
Sin embargo, a pesar de las renovadas esperanzas de hacer retroceder la pandemia de covid-19 y los crecientes llamados de los líderes mundiales a reinvertir en el orden internacional basado en reglas, sigue habiendo mucho por hacer.
Contra el discurso excluyente. En particular, el multilateralismo se debe adoptar ampliamente para contrarrestar los efectos de la retórica excluyente de algunos líderes políticos que sirven de caja de resonancia de las ansiedades de la gente y socava las reglas y las instituciones de la cooperación global.
A menudo esos líderes azuzan erróneamente la ansiedad pública al culpar a terceros por los problemas de sus países, o por sus enfoques ineficaces y aislacionistas para responder a problemas inherentemente trasnacionales.
El mundo no puede revertir estas crecientes presiones sobre el sistema multilateral con nuevos compromisos con principios vagos o con objetivos de políticas que después no se cumplen.
Por fortuna, el llamamiento del secretario general a un nuevo tipo de multilateralismo inclusivo e interconectado está generando una reformulación saludable y de peso sobre las normas, políticas, instituciones y operaciones globales.
La ruta para la ejecución debería incluir una completa iniciativa preparatoria entre las diferentes partes involucradas y los gobiernos, que culmine en la Cumbre Mundial del 2023.
Un encuentro así apuntaría a ayudar a que la ONU se mantenga al ritmo de los retos y oportunidades actuales en torno a la paz y la seguridad, el desarrollo sostenible y los derechos humanos.
Actualización del sistema de gobernanza global. Al aprovechar los talentos de gobiernos y grupos no gubernamentales alrededor del mundo, esta cumbre se concentraría en actualizar el sistema de gobernanza global y le sería posible abrir un nuevo pacto colaborativo de instituciones, políticas y personas.
Un informe reciente del Stimson Center, Beyond UN75: A Roadmap for Inclusive, Networked & Effective Global Governance (Más allá de la UN75: una ruta para la gobernanza global inclusiva, interconectada y eficaz), brinda más detalles de esta estrategia.
Las coaliciones globales de Estados, como la Alianza para el Multilateralismo y redes de la sociedad civil, incluidas la Coalición para la ONU que necesitamos y la campaña Juntos Primero, son capaces de ayudar a prestar el liderazgo, las ideas creativas y las habilidades diplomáticas necesarias para cumplir la promesa de esta tan necesaria iniciativa.
Nuestras propias organizaciones, el Grupo de Voces Femeninas Líderes para el Cambio y la Inclusión y el Club de Madrid, también siguen firmes en su apoyo a un programa sólido y significativo para hacer realidad la agenda de seguimiento de la Declaración UN75.
En respuesta a los problemas socioeconómicos originados por la covid-19, el Club de Madrid propuso que el informe Nuestra agenda en común, del secretario general de la ONU, convoque una segunda Cumbre Mundial para el Desarrollo Sostenible con el propósito de revigorizar los componentes sociales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El énfasis en las necesidades de la gente y en dar una respuesta sólida y unificada a la atención de salud, educación, protección social y trabajo decente es más esencial que nunca para asegurar que la ONU siga siendo relevante.
Más allá de responder a necesidades urgentes, la ONU debe seguir protegiendo la «igualdad de derechos para hombres y mujeres y las naciones grandes y pequeñas», como lo proclamara el Grupo de Mujeres Líderes en su reciente declaración «Multilateralism by Women» (Multilateralismo por Mujeres).
Vitalidad vigente. Creemos firmemente que la ONU —la organización mundial verdaderamente universal— nunca ha sido más vital para todas las personas y naciones. Pero le hace falta una imaginación renovada, la adaptación vigorosa a las cambiantes circunstancias globales y personas que busquen influir de manera más valiente dentro y fuera de los gobiernos.
El Día de la Carta de la ONU, el 26 de junio, invitamos a los líderes internacionales a asistir a las reuniones de la Asamblea General anual de alto nivel en setiembre, a que sigan la recomendación de los 50 exministros de Gobierno y funcionarios de más rango dentro de la ONU y apoyen «un proceso intergubernamental dedicado» para «fortalecer y reformar la…. institucionalidad del sistema de la ONU».
Al movilizar a actores mundiales diversos —como académicos, profesionales, activistas y autoridades— la comunidad internacional conseguirá asegurarse de que «el futuro que queremos» se haga realidad.
María Fernanda Espinosa, expresidenta de la Asamblea General de la ONU, fue ministra de asuntos exteriores y defensa de Ecuador.
Danilo Türk, expresidente de Eslovenia, es presidente del Club de Madrid.
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