El INS cumple 100 años de desempeñar una función social, constituyéndose en una segunda red de salud mediante el seguro de riesgos del trabajo y también por velar por conductores, pasajeros y peatones gracias al seguro obligatorio automotor.
El Instituto Nacional de Seguros (INS) es una empresa pública que sabe mantenerse en un mercado en competencia y sale adelante a pesar de las limitaciones institucionales desde su nacimiento, en una coyuntura con necesidades de aseguramiento apremiantes y, durante un siglo, se transformó en la opción número uno para la protección que el país necesita.
Consiguió que la sociedad comprendiera cuáles son los mayores riesgos que la afectan y la importancia de transformar un gasto probable y considerable en una inversión periódica y moderada, o sea, una prima de seguros.
Actuarios, ajustadores, administradores, especialistas en riesgos y agentes fueron parte de los numerosos profesionales que crecieron y se desarrollaron al alero del INS y hoy dan servicio no solo a esa empresa, sino también a los demás operadores del mercado. Es decir, genera unos 5.000 empleos directos y alrededor de 15.000 empleos indirectos.
Como inversionista profesional, contribuyó a construir el mercado de valores nacional, además de ser un inversionista en el mercado internacional. Pero no solo eso. El INS apoya las finanzas públicas al invertir en bonos del Ministerio de Hacienda, en procura de la rentabilidad de su cartera, siendo a la vez un inversionista de primer orden para garantizar la estabilidad del erario.
La institución paga los impuestos que corresponden, como toda empresa privada y, aparte, entrega al Estado un 25 % de sus ganancias por el hecho de que todos nosotros somos accionista del 100 % del negocio.
Durante la pandemia, entregó de sus utilidades acumuladas durante más de 95 años, ¢75.000 millones al gobierno, monto repartido mediante el bono proteger para apoyar a las familias más necesitadas en el período más apremiante de la emergencia sanitaria.
Claro que no todo son momentos de luz; en 100 años de historia también hay momentos grises.
Los actos de corrupción en reaseguros, por ejemplo, fueron difíciles de superar: una afectación reputacional y económica enorme. A raíz de esa situación se fortaleció la gestión de los reaseguros, que garantizan que la negociación se realice fundamentada en criterios técnicos, grupales, no individuales, y con visibilidad y control interno.
Debilidades en la forma de ejecutar y controlar un negocio y los riesgos asociados de las fianzas financieras ocasionaron que el INS perdiera alrededor de $25 millones; también, el irrespeto hacia la autonomía en el negocio asegurador se cuenta entre sus lunares.
La ley establece que las decisiones de aseguramiento pueden llegar hasta la gerencia general del INS; ni la presidencia ejecutiva ni la Junta Directiva, mucho menos el Poder Ejecutivo, tienen criterio que emitir con relación a las condiciones de aseguramiento del riesgo del INS. Por eso, debe rechazar todo intento del Ejecutivo de imponerse por encima del criterio técnico institucional.
Qué sigue para el INS
La forma natural de crecimiento que debe seguir una empresa consolidada con más del 60 % del mercado nacional es la expansión internacional. Debe tenerse presente que al salir siempre habrá errores y mejores opciones; sin embargo, la peor decisión será no hacer nada y quedar encerrado en las fronteras de nuestro país.
El mayor riesgo, ya no de Costa Rica, sino del mundo, es el climático. Es necesaria la presencia del INS para proteger a los más débiles, como los agricultores, mediante un seguro de riesgos de cosechas, y al menos algunas pólizas de bajo costo y distribución popular que resguarden el menaje de casa y el costo mínimo de reubicación cuando ocurren inundaciones.
La existencia de una red de seguros de salud, con hospital propio y centros médicos en todo el país, le permitirá al INS brindar servicios directamente y controlar el costo de estos, por lo cual debe incrementar su participación en el mercado con seguros acotados y al alcance de amplias capas de la población. Con ello, se mejora el acceso de los costarricenses a la medicina y se alivia la carga de la CCSS, sin afectar sus ingresos.
Espero que el INS siga mejorando durante muchos años más.
Elian Villegas fue presidente ejecutivo del INS.