Sin embargo, no puedo pasar al olvido los primeros años de nacion.com. La Internet era cosa de la élite. La primera institución pública en conectarse a la red fue la Universidad de Costa Rica y la primera empresa privada, La Nación. Ambas, en 1993. Una computadora en aquellos días era un lujo y un correo electrónico, algo muy, muy, muy exclusivo. Muy pocos lo tenían porque funcionaba mediante el pago de licencias.
En los primeros años, La Nación Digital era visitada por costarricenses que, por trabajo o estudio, estaban en el extranjero. Fuera, gozaban de más acceso a Netscape, el navegador de la época, a computadoras y al e-mail. Eran tan pocos que con ellos manteníamos comunicación diaria. Un caso especial fue el de un muchacho que nos escribió desde Carolina del Sur para solicitar que llamáramos al papá, en Belén, para leerle el mensaje donde le comunicaba que había llegado bien a la universidad donde estudiaría con una beca. Fue en agosto y seguimos leyendo mensajes de ida y vuelta hasta diciembre.
Otro caso es el de un costarricense que nos leía desde un apartamento con vista a la Casa de la Ópera de Sídney, en Australia. Era Roberto Sasso, experto en computación y hoy colaborador de “Página quince”. Historias, hay más, pero quedarán para otro día. Lo fundamental es que 25 años después del 7 de abril de 1995 vivimos en otra Costa Rica. Gracias a la democratización de la Internet, las computadoras, los celulares y a la apertura de las telecomunicaciones, nacion.com llega a millones de personas. Alcanzamos 25 años de historia por alguien muy especial: usted, quien nos da el privilegio de mantenerlo informado día tras día.
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Armando Mayorga es jefe de Redacción de La Nación.